Resumen: El 13 de noviembre de 1985, la erupción del Nevado del Ruiz provocó una avalancha que destruyó el municipio de Armero, Colombia, dejando alrededor de 25.000 muertos. Entre las víctimas estuvo Omayra Sánchez, una niña de 13 años que luchó durante tres días atrapada entre escombros y agua, mientras la televisión nacional la mostraba como símbolo de la tragedia. A pesar de los esfuerzos de socorristas y periodistas por animarla, Omayra falleció, posiblemente por hipotermia o gangrena. Su imagen se convirtió en un emblema de la ineficacia del gobierno frente a la tragedia. Hoy en día, en el sitio donde se cree que estuvo atrapada, existen dos altares dedicados a ella, visitados por personas que afirman haber recibido favores o milagros. Sin embargo, también se han reportado elementos relacionados con brujería en la zona. A pesar de esto, su legado sigue vivo y hay quienes solicitan su santificación al Vaticano.
El 13 de noviembre de 1985 se convirtió en uno de los días más tristes en la historia de Colombia, luego de que el nevado del Ruiz hiciera erupción, causando una tragedia que acabó con el municipio de Armero, dejando además cerca de 25.000 personas muertas.
Entre esas miles de personas que fallecieron está Omayra Sánchez, la niña que retrató la realidad de un pueblo totalmente destruido por la avalancha. Ella luchó durante tres días por su vida, y la televisión nacional la retrató, siempre optimista de salir viva del sitio, aunque era imposible rescatarla.
Ella quedó entre el agua y los escombros de su casa. Además, el brazo de su tía fallecida la sostenía, por lo que sacarla del sitio era casi imposible, pues podría partirse su cuerpo en dos.
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Durante 60 horas, socorristas, periodistas y personas que estuvieron en el lugar hablaban con ella para darle ánimos, y ella incluso respondía bien a eso. Hasta ya sabía lo que quería hacer después de salir viva del lugar, aunque su vida se apagó, posiblemente por una hipotermia o alguna gangrena producto de las heridas.
Su cara quedó retratada en todo el mundo, pues fue el símbolo de un gobierno que en su momento no fue capaz de anticiparse a la tragedia, y su mirada reflejó la tristeza que la tragedia había creado.
El legado de Omayra fue tanto que en la actualidad, en el lugar de la avalancha, hay dos espacios destinados para ella, donde se presume que estuvo atrapada durante 60 horas. Como no hay precisión del lugar exacto, existen dos altares.
Allí se puede ver la devoción de las personas, quienes por medio de placas han confirmado que la niña Omayra les ha hecho favores y hasta milagros. Sin embargo, también hay un lado oscuro, pues Minuto30 pudo ver (pero se abstuvo de fotografiar), que habían muñecos, fotografías y otros elementos quemados y hasta enterrados, en los que podrían ser casos de brujería.
Lo cierto es que muchas personas han afirmado a lo largo de estos 39 años que la niña les ha hecho milagros y se ha pedido al Vaticano que santifique a Omayra por todo lo que ha hecho por esas personas.