Huelva, 4 ago (EFE).- Sólo el diestro Pablo Aguado consiguió este viernes un trofeo en la segunda de las feria de las Colombinas de Huelva, una tarde marcada por el decepcionante juego de los toros de Albarreal, descastadísimos y sin ningún fondo, y en la que el onubense Emilio Silvera sólo pudo mostrar sus buenas maneras y su disposición en la tarde en la que se doctoró como matador de toros.
El toro de la alternativa de Emilio Silvera fue un dechado de nobleza pero sin fuerza ni raza. Dos series escasas le permitió al toricantano, que solo pudo mostrar las buenas maneras que atesora. Poco más que reseñar en esta primera labor del onubense como matador de toros, que brindó a su padre, el también matador de toros del mismo nombre.
En el sexto, Silvera se las vio con otro toro de escasas posibilidades. Sin ningún recorrido, vacío de casta y raza, se defendió soltando la cara. Se afanó el torero, sin lograr el lucimiento, dando por finalizada una tarde soporífera.
El que hizo segundo fue otro toro totalmente vacío y Sebastián Castella llevó a cabo una labor tan pulcra como desapasionada, con limpieza pero sin lucimiento. El cuarto siguió un guion parecido. Trasteo sin historia ante un toro moribundo, en una tarde intrascendentee del torero francés en el coso mercedario, quede dicho que por falta de oponentes propicios.
Pablo Aguado sorteó un tercer toro de parecidas condiciones. Tras un quite exquisito por chicuelinas realizó una faena llena de sabor y buenas maneras. Aguantó al toro a base de temple y suavidad, luciendo en el toreo al natural con pureza y profundidad. Redondeó la faena el sevillano con una gran estocada de efecto fulminante, que le valió la que sería, a la postre, la única oreja de la función.
En su segundo turno, frente al quinto, se encontró Aguado con otro toro muy bajo de casta. Lo intentó el torero por el pitón derecho, y le consiguió arrancar algún medio muletazo, dentro de una faena que se quedó en el disparadero por lo poco que aportó el de Albarreal.
FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Albarreal, de correcta presentación, noblotes pero sin fuerzas y muy descastados, de escasas posibilidades para los diestros.
Sebastián Castella, de malva y plata: pinchazo y estocada (silencio); estocada (silencio).
Pablo Aguado, de lila y oro: estocada (oreja); estocada y cuatro descabellos (ovación).
Emilio Silvera, de blanco y oro, y que tomaba la alternativa: cinco pinchazos, estocada y cinco descabellos (silencio); pinchazo hondo (ovación).
La plaza registró media entrada en tarde calurosa.
Por Carlos Arroyo
Por: EFE