Ciudad de México, 16 sep (EFE).- La primera novillada, de un ciclo de seis, en la Plaza Arroyo, al sur de la Ciudad de México, finalizó este sábado sin orejas por parte de los cuatro espadas, los mexicanos Jesús Sosa, Emiliano Osornio, Luis Ángel Garza y César Ruiz.

Los novillos de La Antigua resultaron de desigual presentación y escasos de casta.

Mala tarde para la bravura y ortodoxia que afirma defender la Plaza Arroyo de la capital de México. Los novillos de la Antigua no ofrecieron ni excesivo trapío y menos casta. A los cuatro alternantes les faltó decisión y sitio al citar.

Solo César Ruiz logró encender los tendidos y lo hizo con una tauromaquia carente de pureza.

Ruiz, recibido con expresiones de afecto de algunos aficionados, acompañado esta tarde en el ruedo por un cornúpeta de escaso trapío, es un torero de corte populista. Por ello no podía faltar a su cita con los palitroques con los que se olvidó hasta extremos de la ortodoxia.

Partió las banderillas en los pitones del novillo para luego aplicarlas cortas. Gustó a los presentes este desafío al clasicismo y al respeto inherente en el simbolismo taurino.

Con la muleta, Ruiz hacía una escuadra, toreando en redondo muy aliviado. Sus expresivos registros faciales además de cierta tendencia nostálgica de los tendidos que ve en el joven reflejos de toreo añejo, pudo más que su falta de quietud.

La muleta de uno de los novilleros de moda no asomó adelantada una sola vez y la mano izquierda nunca fue opción para el lidiador. Toreó haciendo el compás a un cierra plaza que se dejó con bondad.

La querencia heterodoxa de Ruiz concluyó al tomar el papel del puntillero con un toro en pie. Le asestó varias puñaladas hasta finiquitarlo.

A pesar de ello todo apunta a ser considerado por la empresa como un posible triunfador.

Abrió el ciclo un novillo manso, con la lengua fuera. Huidizo en todos los tercios. Jesús Sosa estuvo firme con él al capote y persiguió al desfondando bovino, con la muleta.

En las postrimerías de su labor apretó en unas bernardinas que a punto estuvieron de salirle caras. Faena muy larga sin frutos, más que un puntazo en la pierna del joven, recibido entrando a matar. Da la sensación de atesorar valor el aspirante a matador.

Emiliano Osornio anduvo precavido ante un novillo hecho y con suficiente casta, al que el picador aplicó un dos en uno sin lograr humillase.

El de La Antigua, si bien demostró fijeza, nunca llegó a romper. Probablemente por no asomarse su rival por el pitón contrario al citar. Osornio, al menos, estoqueó y descabelló en su sitio en los primeros intentos.

El tercero de la tarde, correctamente presentado y castaño, descastado y sin fondo, no dejó mucha opción al novillero Luis Ángel Garza quien siempre puso la muleta con distancias.

El novillo tenía algo por el pitón izquierdo si se lidiaba en el centro del ruedo y se exhibía la tela al vacuno por esa misma asta, plantado con firmeza. No sucedió pues Garza pensaba más en situarse en la salida que en mandar o matar. Motivo por el cual degolló a la res.

La primera novillada de este serial número 29 en Plaza Arroyo, deja sensaciones negativas a la espera de mejor ganado y diestros de mucho más sitio.

Por: EFE

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Redacción Minuto30

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