Marta Montojo
Madrid, 21 feb (EFE).- “No veo a nadie como competencia”, alega el director de Mongabay en entrevista con EFE, el estadounidense Rhett Ayers Butler, que anima a otros medios de comunicación a cubrir más los temas que investiga su organización dedicada al periodismo medioambiental sin ánimo de lucro.
Butler aprovechó su visita a España, donde recogió el premio ‘Biophilia de Comunicación Medioambiental’ que le concedió la Fundación BBVA, para presentar Mongabay Data Studio, una herramienta de periodismo de datos con la que se puede visualizar el impacto de las actividades humanas en la biodiversidad y en otras personas.
Tras dos años en fase de desarrollo en colaboración con la empresa española Vizzuality, la herramienta aúna los datos satelitales que manejan por ejemplo Global Fishing Watch o Global Forest Watch, entre otros, y los pone a disposición de periodistas de todo el mundo para ayudarlos a identificar historias ambientales.
“Me gustaría ver a más medios cubriendo los temas que cubre Mongabay. Así, si algún día se deja de talar bosques, ya no tendremos que cubrir este tema y podremos centrarnos en otros”, recalca Butler, que reside en Silicon Valley, en California, y dice enfrentarse a menudo a preguntas sobre su “competencia”.
Un modelo no convencional, historias gratuitas
El modelo de Mongabay no es el convencional cuando uno piensa en medios de comunicación: esta organización produce investigaciones periodísticas y artículos centrados en asuntos medioambientales a lo largo de todo el planeta y trabajando con reporteros locales, para luego ofrecer esas historias de manera gratuita a otros medios.
“En teoría estamos dando material a nuestros competidores, pero si podemos conseguir que una historia se publique en The New York Times, probablemente tendrá más impacto que si lo hace en Mongabay”, manifiesta.
El foco se pone además en los impactos del hombre en la naturaleza, como la destrucción forestal, la pesca industrial, la extracción de recursos naturales o la quema de combustibles fósiles, entre otras.
“Hay personas a las que les interesan las cifras, pero creo que la mayoría de la gente no recuerda cuántas hectáreas del Amazonas se destruyen cada año, sino esa historia concreta de la comunidad indígena que se enfrentó a la empresa maderera”, precisa Butler.
En los 25 años que han pasado desde la fundación de Mongabay el californiano ha vivido el cambio en la manera de pensar sobre nuevos modelos de negocio en el periodismo medioambiental.
“Nos hemos resistido a una tendencia que vemos a nivel mundial, en la que los medios de comunicación se están reduciendo. Muchos están despidiendo a gente y cerrando redacciones, mientras Mongabay sigue creciendo”, asegura Butler.
Si al principio contaba con una plantilla de dos personas -incluido el propio Butler-, la organización ahora tiene un centenar de empleados, a la que se suma toda la red de colaboradores, según sus palabras.
Mongabay surgió en 1999 con la idea de cubrir un hueco, un salto que había entre la información que producían los grupos ecologistas y los medios de comunicación convencionales, que hacían una cobertura ambiental “a menudo excelente”, dice, pero “no había mucho entre los primeros y los segundos”.
El director admite que hay un componente de activismo en Mongabay, que se manifiesta en la mera decisión de qué temas deciden cubrir.
“Si informamos sobre un alcalde boliviano que permite la tala de árboles en un parque nacional, podemos generar un impacto. Ahí no estamos diciendo a la gente que este alcalde es malo o que la tala es mala, pero hablaremos con la gente sobre los impactos de la tala y el efecto que está teniendo en las personas y en la vida silvestre”, concluye.
Por: EFE