Nada mejor que enganchar a los clientes que dándoles opio y volviéndoles así adictos a tu comida. Esta descabellada idea es la que ha tenido el dueño de un restaurante de la ciudad china de Yan’an, en la provincia de Shaanxi.
El hombre que ha sido detenido, fue descubierto porque uno de sus clientes dio positivo en un análisis de orina, tras ser parado en un control rutinario de tráfico. Extrañado por este resultado, aseguró a la policía que él nunca consumía drogas, y que sospechaba de los tallarines que había tomado unas horas antes.
Para demostrar su inocencia, convenció a varios amigos y familiares suyos que habían estado con él en el mismo establecimiento para que se hicieran una prueba igual a la que le habían sometido. Y los resultados no ofrecieron lugar a la duda: todos parecían haber consumido opio.
Según cuenta el medio Xi’an Evening News Report, fue entonces cuando la policía se presentó en el local y detuvo al dueño, un hombre llamado Zhang, y no pudo negar los hechos. Confesó que había comprado dos kilos de cabezas de adormidera por unos 100 dólares (unos 80 euros), y había extraído las semillas de la planta y las había machacado para crear un polvo que luego añadía a sus tallarines, con la intención de engancharlos a sus platos.
La policía de Yan’an asegura que esa cantidad de opio puede ir acumulándose en el cuerpo hasta llegar a dar positivo en un control antidrogas, como le pasó al cliente que destapó esta rocambolesca historia.
Según la BBC, el opio se utilizaba en China para crear una salsa picante, pero desde hace años este ingrediente está prohibido en ese país.
Fuente: yahoo.com