Detalle de un sendero en medio de la vegetación de los cerros orientales de Bogotá (Colombia). EFE/Dido Polo
Bogotá, 14 mar (EFE).- Los Cerros Orientales de Bogotá, una cadena montañosa que recorre la capital colombiana de sur a norte, son un tesoro natural que empieza a ser protegido y reforestado dada su condición de fuente hídrica, hogar de múltiples especies de fauna y flora y contribución significativa a la regulación climática de la ciudad.
Conscientes de la importancia de su conservación y protección, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt trabaja desde hace más de nueve años en la reforestación del bosque alto andino en su sede Venado de Oro, ubicada en las laderas de los Cerros Orientales, a las espaldas de los santuarios de Monserrate y Guadalupe.
Esta zona «era un peladero (desprovisto de vegetación)», dice a EFE el director de relacionamiento del Instituto Humboldt, Diego Ochoa, quien agrega que los cerros tuvieron una deforestación «muy grande» porque durante la época colonial fueron la principal fuente de obtención de leña para los habitantes de la ciudad.
BOSQUE ALTO ANDINO
El bosque alto andino es un ecosistema que está acostumbrado a la neblina y a la humedad en el que predominan los robles, los encenillos y los tíbares y se alimenta del agua de las nubes.
Ochoa asegura que «los bosques altos andinos cumplen una función fundamental en la protección del suelo y la reducción de riesgos de deslizamientos y deslaves».
Al retirar la capa vegetal, la tierra tiende a deslizarse, por lo que la conservación de estos bosques es fundamental para mantener la estabilidad del terreno.
Actualmente, los Cerros Orientales hacen parte de una reserva forestal protectora administrada por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), que tiene habilitados diferentes senderos para que los bogotanos puedan acceder de «manera segura y fácil» a este tesoro natural y cultural.
ESPECIES POTENCIALMENTE INVASORAS
Esta cadena montañosa enfrenta además el problema que suponen especies invasoras, como el pino y el eucalipto, introducidos en los años 70 en un intento fallido de reforestar la zona, lo que tuvo como consecuencia la desecación del suelo y la inhibición del crecimiento de otras especies.
El proceso de restauración implica sacar los pinos y eucaliptos, fomentar el crecimiento del bosque andino y estimular la reproducción de plantas pioneras capaces de adaptarse al suelo desnudo, como el pasto kikuyo.
Una vez que estas especies han crecido lo suficiente comienzan a dar sombra y alimento a otras plantas de segunda generación que atraen a las aves, las cuales depositan sus heces y contribuyen al crecimiento del bosque.
«Este proceso de restauración es lento, pero la naturaleza es extraordinariamente resiliente», expresa con esperanza Ochoa, quien agrega que la restauración se basa en la imitación y aceleración de un proceso natural llamado sucesión, que permite el crecimiento del bosque alto andino en la región.
CONTRIBUCIONES MEDIOAMBIENTALES
Una de las funciones más importantes de los bosques es la absorción del carbono, que evita su liberación a la atmósfera, lo que a su vez mitiga los efectos del cambio climático. Además, los bosques generan microclimas y regulan los procesos climáticos que se generan en la Orinoquía o desde el Pacífico, contribuyendo así a la estabilidad.
Los bosques también tienen una función importante en la regulación hídrica ya que alimentan muchas de las quebradas que nutren el sistema de acueducto de Bogotá, por lo que mantener la cobertura boscosa natural es esencial para garantizar el agua.
La cobertura vegetal de los Cerros Orientales también contribuye a la salud mental de los habitantes de Bogotá, ya que «ofrecen una conexión espiritual con la naturaleza», en palabras de Ochoa.
COLOMBIA MEGADIVERSA
El experto del Instituto Humboldt destaca la extraordinaria riqueza de la biodiversidad que se encuentra en los Cerros Orientales de Bogotá: «Esta área es uno de los centros de endemismo y de biodiversidad más importantes de Suramérica».
La zona cuenta con especies como el pájaro clarinero, marsupiales como las zarigüeyas, cusumbos (coatí andino) y hay registros de zorros, tigrillos lanudos, ranas, varias especies de lagartos y una infinidad de invertebrados, desde insectos hasta arañas.
En cuanto a la flora, la región destaca por su variedad de plantas de diferentes sustratos: hay una enorme diversidad de bromelias y orquídeas, así como especies nativas de plantas y árboles que son muy representativas de la Cordillera Oriental.
Detalle de un sendero en medio de la vegetación de los cerros orientales de Bogotá (Colombia). EFE/Dido Polo
Registro general panorámico de la vegetación de los cerros orientales de la ciudad de Bogotá (Colombia). EFE/Dido Polo
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