Los cuentos de la literatura colombiana –en su mayoría–, nos permiten conocer y reconocer nuestra historia de violencias, incluso desde antes del desembarco español. A más de 500 años de la llagada de los españoles, no hemos podido encontrarnos como nación; no nos comportamos como ciudadanos, aunque la genética diga que somos seres humanos. La violencia se niega a irse de Colombia, y casi que nos hemos acostumbrado a ella. Este es el primer país del mundo donde han asesinado al mayor número de candidatos a la presidencia mientras, cosa extraña, los principales promotores de las violencias, mueren de viejos.
Las denuncias que desde días atrás viene formulando el candidato a la gobernación de Antioquia Mauricio Tobón, trae a la realidad de sus amigos y del país, el grotesco fantasma de la violencia. RCN radio, lafm, msn, El Colombiano, El Tiempo, El Espectador, Cosmovisión, Semana, vía Twitter, y otros medios televisivos, han dado cuenta de denuncias, como:
“El candidato a la Gobernación de Antioquia, Mauricio Tobón, denunció ante las autoridades que en los últimos días ha recibido amenazas de muerte a través de las redes sociales y, además, cerca de su oficina en Medellín y a su casa, se han visto personas no identificadas, con chalecos de entidades públicas, tomándole fotografías y videos a los carros y personas que ingresan a estas edificaciones”.
Cosmovisión, el canal donde se luce el amigo Nacho López, denunció:
“Candidato Mauricio Tobón denuncia amenazas en su contra. El candidato a la gobernación de Antioquia Mauricio Tobón, denunció que en los barrios Santo Domingo y el Popular II de Medellín, él y su equipo de trabajo, fueron amenazados con armas de fuego, y fueron obligados a retirarse de las zonas, con el argumento de que allí, ya tenían candidatos políticos”.
No obstante, nadie hay detenido por ello; nadie está siendo investigado, “no se sabe” de dónde provienen las intimidaciones que cobijan a su entorno familiar, e incluso a sus amigos, porque su lugar de trabajo también está siendo vigilado. Sólo falta que lo estén “chuzando”, asunto que volvió a revivir en este gobierno, aplicado a una señora del servicio en la casa de Nariño.
La diabólica máquina de violencia en Colombia, no se detiene. Todos sabemos que el combustible que la alimenta es la corrupción, el narcotráfico, el crimen, el contrabando, la sed de poder, el dominio territorial que garantiza a los delincuentes “trabajar” a sus anchas y con plena “autoridad” en la zona. Y hay que sumarle –cómo no–, la violencia misma como negocio jugoso, algunas veces, estimulado y ocultado por autoridades variopintas.
Este clima de violencia, cómo lo cuento en el párrafo introductorio, ha permitido a Colombia el cultivo de una literatura rica en lenguajes, imágenes, metáforas y ambientes, donde la violencia es la reina. Son novelas y cuentos de una maestría sin igual en el mundo. Esta horrorosa y condenable situación de amenazas que buscan sacar a Mauricio Tobón del juego político hacia la gobernación, trae a mi memoria el epílogo de uno de los cuentos mejor logrados de la literatura colombiana. Se trata de Espuma y nada más, del periodista y escritor bogotano Hernando Téllez, a mi juicio, el mejor cuentista colombiano; por algo, en las buenas antologías, siempre está presente.
El cuento, cierra así:
(…). “La barba había quedado limpia, pulida y templada. El hombre se incorporó para mirarse en el espejo. Se pasó las manos por la piel y la sintió fresca y nuevecita.
«Gracias», dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la pistola y del kepis. Yo debía estar muy pálido y sentía la camisa empapada. Torres concluyó de ajustar la hebilla, rectificó la posición de la pistola en la funda y luego de alisarse maquinalmente los cabellos, se puso el kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo unas monedas para pagarme el importe del servicio. Y empezó a caminar hacia la puerta. En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose, me dijo: «Me habían dicho que usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo». Y siguió calle abajo”.
Sin duda, Mauricio Tobón goza de todas las calidades para enderezar el caminado de esta Antioquia que va de tumbo en tumbo; y la gente lo sabe. ¡Por eso está amenazado! El temor no puede matar la poca democracia que nos queda. ¡Adelante, candidato!
¡Matar no es fácil!, pero parece que en Colombia, amenazar y matar, es asunto fácil, simple transacción comercial y de total impunidad; si no, que lo digan Álvaro Gómez Hurtado, Luis Carlos Galán Sarmiento, Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, y un largo etcétera.
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