Un campo de cultivo en Saladino, en el centro de Irak, era lo único que tenía Ahmed al Yaburi, pero hace unas semanas ardió por completo y se sumó a las casi 10.000 hectáreas de terreno agrícola quemado bajo la sombra del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
«El campo se convirtió en ceniza y todos nuestros sueños se esfumaron», dice a Efe apesadumbrado desde su hogar en Tikrit, capital de la provincia de Saladino (centro), una de las más afectadas en Irak por una ola de incendios que ha acabado con casi 10.000 hectáreas en plena época de cosecha.
Según un informe publicado hoy por la Defensa Civil iraquí, desde el 8 de mayo hasta el 7 de junio se han quemado un total de 5.273 dunam (unas 1.318 hectáreas), en 94 incendios registrados en Saladino.
Otros tantos incendios han sucedido en Nínive (norte) y Kirkuk (centro) en plena temporada de cosecha de trigo y cebada, aseguró a Efe el coronel Saad Mohsen, de la dirección de la Defensa Civil.
En total 36.993 dunam, unas 9.250 hectáreas, han ardido por diversos motivos, según indica Mohsen. Entre los motivos, errores humanos, cortocircuitos y «grupos terroristas».
Irak se libró del Estado Islámico a finales de 2017, según el Gobierno iraquí, aunque desde entonces se han reivindicado ataques prácticamente a diario en el país contra las fuerzas de seguridad y civiles.
El EI «contaba antes con grandes sumas de dinero gracias a los impuestos que obligaba a los campesinos a pagar», un dinero que se cortó cuando las zonas fueron liberadas, indicó a Efe Abdelaziz Shuwish, profesor de Economía de la Universidad de Tikrit.
Sin embargo, pese a que el EI ya no controla físicamente esas zonas su azote sobre los granjeros sigue.
Hasan Ibrahim un responsable de Defensa Civil en Al Duloiya dijo que la parte oriental de esa región es «un área muy amplia y abierta, lo que permite a los insurgentes infiltrarse e incendiar las campos».
«Los equipos de Defensa Civil y las fuerzas de seguridad ya encontraron teléfonos conectados a un fusil inflamable», indicó, al explicar que el aparato se activa con una llamada que produce una chispa quemando el fusible y provocando el posterior fuego en el campo.
También han encontrado otros medios para provocar incendios como lentes de lupas.
El EI ha reivindicado a través de la revista Al Naba que difunde en Telegram los incendios en campos en Irak y en Siria, aunque su autenticidad no ha podido ser verificada.
«Este verano será más caluroso ya que vamos a quemar las casas de los apóstatas, además de quemar sus corazones porque ellos habían quemado a los musulmanes y sus casas durante los últimos años», dijeron en un artículo reciente.
Dice que el hecho de provocar incendios es «otra forma» de «cosecha», además de «cortar cabezas».
El portavoz del Ministerio de Agricultura, Hamid Nayef, afirmó a Efe que están investigando estos incendios, sobre todo en Saladino, aunque no atribuyó directamente al EI su autoría.
«Sean cuales sean los motivos, bien por venganza o negligencia, todas igualmente afectan a la economía nacional y a la seguridad alimentaria de los ciudadanos de forma directa», dice.
Shuwish arguye que lo que está ocurriendo es «un verdadero desastre para el sector agrario en un momento en el que el Gobierno aspiraba a lograr la autosuficiencia».
La buena temporada de lluvias auguraba buenas cosechas de trigo y cebada, aunque «los incendios empezaron a tragarse los campos aquí y allá, causando gran destrucción y pérdidas que llegan a millones de dólares, cuya primera víctima es el propio campesino».
EFE