Petro como presidente, por la enorme percepción en contra, ha decepcionado a la mayoría de quienes le apoyamos. El Petro político, parlamentario, líder social, sufrió en poco tiempo una terrible mutación. Desde el momento en que una de sus “células” entra en apoptosis (al correr la línea ética) se inició un proceso descontrolado de anormal multiplicación generalizada y disfuncional en su sistema, el cual se convirtió en tumor maligno para el país.
Colombia está más enferma que nunca con su presidente a la cabeza. Un personaje que se adjudica un cáncer y mágicamente se cura de un día para otro, al parecer con la “medicina más avanzada del mundo” en Cuba. El que se incapacita por un raspón en la rodilla o por una gripe de viernes. El que se agota con tanta facilidad que no llega a cumplir compromisos con la gente y si eventualmente ocurre, aparece horas después.
Lo aterrador es que en principio como Jefe de Estado empezó imitando a Maduro (cuya capacidad intelectiva es cuestionable), pero ahora quiere ser caudillo al estilo de Adolf Hitler a quien invoca con frecuencia. Se llena la boca complacido hablando de fascismo, de Nazis, campos de concentración, muñecas de la mafia, etc; como si añorara todo eso. El pez muere por la boca. Para rematar evidencia un profundo odio por los judíos, olímpicamente rompe relaciones con Israel y toma partido del lado de sus enemigos que reiniciaron una guerra con una masacre de más de 1200 civiles del mundo el 7 octubre de 2023, incluyendo latinoamericanos y 251 secuestrados.
Petro ha demostrado hasta la saciedad que no es un presidente de izquierda genuina, donde tal vez tiene a sus mayores contradictores. Sus disparates y dislates están a la orden del día, son su mayor identidad. Quiere mostrarse como un líder sideral y medioambiental, con unos cuantos incautos que le creen. Ninguno de sus áulicos se atreve a cuestionar y menos a hacerle notar que hace el ridículo universal. Frente a acciones para reducir el uso de combustibles fósiles, muestra una enorme incoherencia y desconocimiento, que lo priva de toda credibilidad.
Recordemos algunas de sus erráticas acciones en contra del medio ambiente, que lo hacen ver como uno de los mandatarios más “carbonizados” del planeta. Un moderno depredador, cuya huella de carbono podría ser una de las más grandes del mundo, del tamaño de su obsesión por Hitler.
Viajes excesivos en avión privado: Petro estigmatizó a Ecopetrol, la empresa más productiva del país, hoy en desgracia. Y no obra en consecuencia. Acompañado de los políticos más “honestos” desde la campaña orondo utiliza avión privado para múltiples viajes, uno de los medios de transporte que más CO2 produce. Jamás se lo ve en transporte sostenible, es feliz con una caravana de autos y motos, generando la máxima polución. En Colombia puede ser el individuo con la mayor huella de carbono.
La mayoría de eventos en los que se desplaza en jet personal, especialmente al exterior, tendrían mejor resultado, con menores costos y más eficacia, si los hace vía remota. Pero su ego para intentar impresionar al mundo no se lo permite. Debería ser la primera persona en dar buen ejemplo, pero como autoridad ambiental, muestra comportamiento nulo, cero.
Afecto a comida chatarra “folclórica”: Su desconocimiento frente a la preservación y equilibrio ambiental es tan grande, que más pueden su populismo y demagogia. Le gusta tomarse fotos en campaña y en otros roces populares, degustando comidas grasas, abundantes en carnes rojas; de bebidas azucaradas que cuestiona de dientes para afuera. Debería ser el primero en dar ejemplo para evitar el máximo consumo de carnes provenientes de la ganadería intensiva que depreda la naturaleza y se “roba” los cereales de los más pobres del mundo. Al parecer eso poco le interesa.
Usa prendas animales de Ferragamo: En el colmo de su incoherencia medioambiental y progresista, presume de costosas marcas de vestir. Aquellas que nunca estarán al alcance del ciudadano de a pie. Una de sus favoritas es Ferragamo, zapatos y cinturones hechos de piel animal. ¿Un genuino líder social que necesidad tiene de presumir el uso de accesorios de lujo? Menos como producto del sacrificio de animales. Imaginemos al querido expresidente José Mojica en esas, jamás lo haría.
Su cercanía con el alcohol: tantas veces en público, Petro ha evidenciado estar bajo ciertos efectos alicorados. Cuando le han criticado no lo ha negado. Uno de sus máximos escuderos (G. Bolívar) lo ha justificado, diciendo que efectivamente se toma sus “wiskies” eventualmente, con todo el derecho. Un mensaje equivocado, un presidente debe ser un referente total, él mismo debería ser consciente que el alcohol es uno de los peores enemigos de la humanidad, por todas las tragedias que causa.
Se pavonea en costosos restaurantes: Hace poco en París hacía alarde de sus visitas a caros establecimientos, donde acuden los más pudientes. Lugares donde poco o nada importa la coherencia del negocio con la sostenibilidad. Petro sea por ignorancia ambiental o por ego pantallero y consumista, está avalando sitios que no serían tan amigables con la sostenibilidad planetaria.
Sedentarismo evidente: es notoria su baja capacidad funcional, tendrá un VO2 máx por debajo de 30. Buena parte de los mandatarios ejecutivos del mundo han sido afectos a la actividad física hasta compitiendo recreativamente. Santos, Uribe y Duque lo hacían en diversas modalidades. Pero Petro está ensimismado. El sedentarismo contribuye a aumentar la huella de C y deteriora el organismo, con alto riesgo hasta de infarto temprano. Por ello su edad biológica puede estar entre 70 y 80 años.
Alto porcentaje de grasa: su facies, su lento caminar, su amargura y demás expresión corporal lo delatan, está “sobrepesado”, tiene una dura carga. Su porcentaje de grasa debe representar más del 30% de su cuerpo, lo cual es un gran lastre. Con una estatura promedio (no es muy alto), debe andar arriba de los 70 Kg, cuando debería estar por los 64 – 68 Kg como rango de peso saludable. Totalmente en contra del equilibrio ambiental y de la ecología humana.
Estimula el cultivo depredador de la coca: Las salidas disruptivas de Petro no son nada constructivas, al contrario, van en contra del genuino desarrollo. Ahora anuncia que comprará la producción cocalera, cuando según la ONU, en el 2023 la producción de cocaína aumentó en un 53 % y la de coca, un 10 %. Los campesinos e indígenas estarán más motivados a incrementar sus cultivos, ante semejante cliente. Buena parte de la deforestación del país se produce territorios cocaleros amén de la demanda del 82 % de sustancias químicas que requiere la producción de cocaína
Exceso de cortisol: El presidente que nos tocó, vive atrincherado a la defensiva, mostrando amarguras, resentimientos, odios y una notoria sed de venganza. En sus intervenciones o alocuciones se la pasa vociferando, insultando a enemigos imaginarios que desde hace dos años le están dando múltiples “golpes blandos”. Hasta hoy nadie los ha identificado. Nunca se lo ve relajado o amigable. Eso lo lleva a mantenerse agresivo o belicoso con una enorme secreción de cortisol, hormona del odio, a largo plazo muy dañino y no ayuda al equilibrio medioambiental.
Promotor de metro subterráneo insalubre: la mayoría de metros migran a tramos aéreos, incluyendo el más antiguo, Londres. Los subterráneos tienen practicidad en la movilidad pero a costa de poner en riesgo la salud de los usuarios. Son más insalubres que los aéreos. La polución en los túneles es enorme, tanto por el exceso de CO2 transpirado por la gente, como por el material particulado, que difícilmente se evacua como producto del desgaste y movilización de los trenes. La ventilación es insuficiente y el microclima artificial es nocivo para la mayoría, por el alto riesgo de provocar o complicar los males respiratorios. Además del famoso corredor de la muerte, en la boca de los metros.
Con todo esto, no será jamás la personalidad que quiere vender. Su actitud y desespero, rayan con la mitomanía. Ha prometido hasta platillos voladores. Su populismo y demagogia son extremos, convirtiendo su verborrea en cuentos. Su carreta contra los combustibles fósiles es solo eso, carreta.
En vez de estrangular a Ecopetrol, debería enfocarse en dos frentes: uso racional de los autos particulares fortaleciendo el transporte público y no motorizado; y promover una dieta compasiva, reduciendo a un mínimo el consumo de carnes rojas para desestimular la ganadería intensiva, esa sí muy contaminante, generadora de hambre y desigualdad en el mundo. Esto tendría grandes efectos en la salud pública. Pero prefiere destruir el sofá, para acabar con la infidelidad.
Petro en la COP 16, no es más que una sobreactuación, con un discurso de algo que no conoce, ni siente, ni vive, ni le interesa. El cinismo como parte de la demagogia, muy al estilo de Maduro y Hitler. Todo por cuenta de un presidente que carga un pesado fardo de CO2, con una realidad que muestra a un individuo afecto al consumismo, uno de los más “carbonizados” del planeta.
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