Nuevos personajes, polémicas relaciones e historias de algunos oportunistas que rodearon a Luis Miguel en dos etapas esenciales de su vida se pondrán al descubierto en la segunda temporada de «Luis Miguel, la serie», estrenada este domingo en Netflix.
«Es interesante transitar esta segunda temporada de manera lúgubre y con algunas nuevas connotaciones que tienen que ver ya con Luis Miguel adulto y el adulto mayor que lo hace ser el propio dueño de sus decisiones, es la bienvenida, aunque algo brutal, a su vida adulta», explicó a Efe César Bordón, quien da vida al querido representante de Luis Miguel, Hugo López.
LA SEGUNDA PARTE DE LUIS MIGUEL
La serie sigue la historia en dos líneas de tiempo diferentes que corren en paralelo. La primera de ellas aborda la vida de Luis Miguel antes del éxito que le supuso su disco «Aries» (1993) y una segunda época que muestra al Luis Miguel de 2005.
En ambas partes se observa la lucha interna que el cantante atravesaba, primero por saber el paradero de su madre, mientras que en la segunda etapa se observa al cantante luchando con los demonios internos que lo han acompañado a lo largo de su vida y problemas de salud.
«Se ve a un Luis Miguel más humano en el sentido de que ya no siempre es la víctima o ingenuo. Aquí lo ves cometer errores, empatizas con él y luego entras en conflicto de que si lo que hizo estuvo bien o mal», contó a Efe Diego Boneta, protagonista y productor de la serie de Netflix.
BUENAS Y MALAS COMPAÑÍAS
En la primera temporada el público fue testigo de las malas compañías con las que el cantante creció siendo su padre, Luis Rey, el principal villano de la historia.
De la misma manera, existieron personalidades fundamentales que continúan su participación en esta nueva parte de su historia como su cariñoso y paternal mánager Hugo López.
«Él fue una de las personas más clave de su vida, ha sido un personaje que significó algo que posiblemente no haya encontrado después en el sentido de la confianza, el vínculo familiar y nobleza, interacción artista-mánager, que lo puso probablemente en el punto más álgido de su carrera», consideró Bordón sobre su personaje.
Contrario a López, Patricio Robles, interpretado por Pablo Cruz Guerrero, llega a la historia para encarnar a un representante ventajoso y con oscuras intenciones, inspirado en varios de los promotores que trabajaron con Luis Miguel.
«Lo describiría como un personaje filoso, ocurrente, analítico y obsesivo compulsivo a veces. Hay ciertas características del hombre, de la higiene de su imagen y del personaje que hablan mucho de quién es y espero que eso se transmita en la pantalla», dijo a Efe Cruz Guerrero.
Y a su vez, el actor español Fernando Guallar dará vida a un amigo fundamental de la infancia de Luis Miguel, Mauricio Ambrosi, quien lo acompañará en su madurez después de que Luis Miguel decidió no tener un mánager.
«Me encantaría tener un amigo como Mauricio, porque considero que entiende la amistad de la misma manera que yo. Cuida a Luis Miguel desde un sitio muy honesto», comentó a Efe Guallar.
UNA DEUDA
Uno de los momentos más esperados, además de sus apasionados romances, es la aparición de su hija Michelle Salas en la pantalla, pues en diversas ocasiones se ha señalado al cantante por descuidar su paternidad.
Es Macarena Achaga, quien encarna a su hija, y aunque la actriz de 29 años asegura que tuvo un «poco de contacto» con ella, considera que la creación de su personaje fue resultado de su propia interpretación y lo que los escritores plasmaron en el guión.
«No es una relación lineal, creo que es una montaña rusa que tiene sus altas y otros momentos muchos más complejos de explicar, pero en la vorágine hace un poco de sentido. Se tocan temas interesantes con la relación de Michelle y Luis Miguel», dijo la actriz. Ciudad de México, 18 abr (EFE)
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