La mayor colección itinerante actual del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) —entre las que se incluyen obras de Picasso, Miró o Dalí— se encuentra confinada en un almacén de Tokio después de la cancelación de su exposición en la capital japonesa por la pandemia de coronavirus.
Debido a la falta de vuelos por la situación sanitaria global, ni los organizadores japoneses de la exposición pueden devolver las obras a España ni los técnicos de la MNAC pueden verificar en persona el buen estado de estas.
La jefa de Registro y Exposiciones de este museo de Barcelona, Susana López, explicó a Efe en una entrevista telefónica que desde Japón les han dado todas las garantías de seguridad y climatización para certificar el bienestar de las obras.
“Cada semana, la empresa que la tiene guardada nos envía los registros de la temperatura y la humedad. Nosotros los pasamos a nuestro departamento de conservación preventiva para que revisen que todo es correcto y las obras están en unas condiciones adecuadas. No se han olvidado de ellas”, indicó López.
La colección formaba parte de la exposición “Barcelona, la ciudad de los milagros artísticos”, que se inauguró en la Galería de la Estación de Tokio el 8 de febrero y fue suspendida veinte días después por la indicación del gobierno nipón de clausurar espacios de gran afluencia para evitar contagios.
La galería se mantuvo cerrada hasta pasar la fecha prevista de cierre de la muestra, el 5 de abril, por lo que los organizadores japoneses desmontaron esta exposición y la guardaron en un almacén.
“Les ofrecimos ampliar el préstamo más tiempo, como ya hemos hecho con otras obras que tenemos en préstamos en otros lugares. No fue posible. Nosotros no sabemos si fue una cuestión económica o si por los compromisos que ya tenían después”, destacó López.
Para el desmontaje de una exposición de este calibre, el MNAC envía habitualmente a dos supervisores de su equipo para comprobar que el proceso es el correcto, pero en esta ocasión fue imposible y certificaron el estado de las obras mediante fotografías de alta calidad que les remitían desde la galería.
“Hay obras que son muy fáciles de desmontar, pero esta exposición tiene lámparas, cerámicas o muebles. Tienen puntos más frágiles que otros, hay que saber por dónde cogerlas”, detalló López, que sin embargo afirmó que estaban “muy tranquilos” por la profesionalidad de los japoneses.
EFE