El Nobel de Economía premió hoy a los estadounidenses Willian D. Nordhaus y Paul M. Romer por construir modelos que explican las interacciones de la economía de mercado con la naturaleza y el conocimiento.
La Real Academia de las Ciencias Sueca resaltó en su fallo sus contribuciones metodológicas, que proporcionan «percepciones básicas de causas y consecuencias de la innovación tecnológica y el cambio climático», y suponen un avance en la respuesta a cómo lograr crecimiento sostenido y sostenible en una economía de mercado.
La creciente preocupación de la comunidad científica sobre la influencia de los combustibles fósiles en el calentamiento global hizo que Nordhaus comenzara a estudiar en la década de 1970 los ciclos de retroalimentación entre la actividad humana y el clima.
Combinando teorías básicas y datos empíricos de física, química y economía, fue dos décadas más tarde el primero en diseñar modelos cuantitativos simples sobre cómo interactúan economía y clima, los modelos de evaluación integrada (IAM, por sus siglas en inglés).
Los IAM constan de tres módulos: uno describe cómo las emisiones globales de CO2 influyen en su concentración en la atmósfera; otro, cómo esa y otros gases invernadero afectan a los flujos de energía a y desde la Tierra; y la última, la influencia de las distintas políticas climáticas en la economía y las emisiones de CO2.
Su modelo tiene dos versiones: el llamado DICE (Dinámica Integrada de Clima y Economía) y su versión revisada que incorpora un enfoque regionalizado (RICE), ambas herramientas usadas para determinar los costes y beneficios de reducir las emisiones.
El modo mas eficiente para frenar los efectos de esas emisiones es un impuesto global uniforme al carbono para incentivar el uso de tecnologías limpias, afirma Nordahus, catedrático de la Universidad de Yale (EE.UU.) y «padre» de la economía del cambio climático.
Su colega Romer, con quien se repartirá los 1,02 millones de dólares del premio, se interesó a principios de la década de 1980 por cómo el modelo dominante de Robert Solow, ganador del Nobel en 1987, no explicaba las diferencias amplias y persistentes en las tasas de crecimiento.
Si la investigación dominante trataba los cambios tecnológicos como un factor exógeno, Romer mostró cómo las ideas para nuevas mercancías y servicios podían crearse en la economía de mercado, cómo ese cambio podía generar crecimiento y qué políticas son necesarias para que ese proceso funcione bien.
Romer formuló en 1990 su teoría de crecimiento endógeno, que explica cómo las ideas son diferentes a otras mercancías y requieren condiciones específicas para prosperar en el mercado.
El catedrático de la Universidad de Nueva York probó que mercados no regulados producen cambio tecnológico, pero tienden a proveer de forma deficitaria investigación y desarrollo y las nuevas mercancías creadas, de ahí que sean necesarias políticas gubernamentales bien diseñadas como subsidios y regulación de patentes.
Romer fue hasta enero economista jefe del Banco Mundial, pero dimitió entonces por unas declaraciones polémicas en las que afirmaba que el ránking de competitividad del organismo de Chile estaba manipulado políticamente, algo de lo que luego se retractó.
Ambos economistas aparecían desde hace años como favoritos al Nobel, para el que sonaba también como aspirante el español Manuel Arellano, de acuerdo con la firma estadounidense Clarivate Analytics, que elabora cada año una lista basándose en el impacto que los potenciales aspirantes han tenido en su ámbito de estudio.
Nordhaus y Romer suceden en el palmarés del premio a su compatriota Richard H. Thaler, galardonado el año pasado por sus estudios en el campo de la economía del comportamiento.
El Nobel de Economía, cuyo nombre real es Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, es el único de los seis galardones no creado en su día por el magnate sueco, sino que fue instituido en 1968 a partir de una donación a la Fundación Nobel del Banco Nacional de Suecia con motivo de su 300 aniversario.
Con este premio se cierra la ronda de ganadores de este año, atípica porque por primera vez en siete décadas no se ha otorgado el de Literatura, aplazado hasta 2019, por el escándalo sexual y de filtraciones que afecta desde hace meses a la Academia Sueca.
Tras dos años seguidos sin ninguna mujer galardonada, los Nobel han premiado este año a tres: la canadiense Donna Strickland –tercera mujer en ganar el de Física-, la estadounidense Frances H. Arnold (Química) y la iraquí Nadia Murad (Paz).
Los Nobel se entregarán el 10 de diciembre en una doble ceremonia en Oslo, para el de la Paz, y en Estocolmo, para el resto.
EFE