El 26 de julio, se llevó a cabo un levantamiento militar en Níger, dirigido por el líder de la guardia presidencial, el general Omar Tchiani, quién derrocó el gobierno del presidente Mohamed Bazoum. Este hecho sin duda despierta la atención del mundo por lo que significa el aumento de la inestabilidad en la región del Sahel, zona estratégica y de gran importancia económica y militar para occidente, en especial para Francia, quién reclamó desde comienzos del siglo XX su derecho como colonia sobre gran parte del territorio africano, luego del proceso expansionista de las potencias que se desarrolló en el marco de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
El caso de Níger no puede leerse como un hecho aislado. En la región del Sahel, en los últimos tres años se han producido tres levantamientos militares exitosos, seguido de otras intentonas fallidas, acompañadas de un importante sostén popular y con un fuerte componente antifrancés. Tan solo en la segunda década del siglo XXI se han dado rebeliones militares en Mali (2020), Guinea (2021) y Burkina Faso (2022).
El sentimiento antifrancés, puede entenderse como el agotamiento de una violenta presencia colonial que se sustenta bajo la justificación de la guerra al terrorismo contra el yihadismo, para lo cual se ha constituido como un fuerte regente militar extendido por toda la región de África occidental. A iniciativa de Francia en 2017, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad resoluciones que dieron paso al despliegue de la Fuerza Conjunta G5 Sahel.
Creada en 2014 por cinco estados sahelianos, esta fuerza transfronteriza conjunta tiene como objetivo luchar contra el terrorismo y las redes criminales transnacionales en la región del Sahel. Se ha establecido un mecanismo de mando entre la fuerza conjunta G5 Sahel con un puesto de mando en Niamey, Níger. En el Consejo de Seguridad, Francia coordina las negociaciones sobre el mandato de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA). MINUSMA es también una de las mayores operaciones de mantenimiento de la paz en términos de personal y presupuesto. Cuenta con más de 15.000 soldados, policías y personal civil.
Contrario al propósito de debilitar la presencia terrorista en la región, Francia ha logrado controlar también fuentes de riqueza natural y social con los cuales ha fortalecido sus ingresos y abastecido sus recursos. Níger está produciendo el 30 % del uranio para Francia. Francia está completamente electrificada y el 80% de Níger no tiene electricidad.
A ello se suma una alta explotación extractiva de oro que va directamente a enriquecer multinacionales francesas, ligado a que está en la cima de uno de los mejores acuíferos del mundo, líquido disputado por su valor y del cual los ciudadanos de Níger están limitados por el control “humanitario” internacional. El oro, el agua y el uranio son una razón por la cual la democracia occidental se vean seriamente afectada por los levantamientos militares en la región del Sahel.
¿Una nueva alianza geopolítica en ascenso?
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), organización regional de integración política y económica, creada en 1975 con la firma del Tratado de Lagos y con formada por quince países, de los cuales cuatro están suspendidos actualmente por razones de levantamientos militares, (Guinea, Malí, Burkina Faso y el más reciente, Níger) , se reunirá esta semana para determinar si aprueba el mecanismo para intervenir militarmente en Niamey, capital de Níger, y restituir el presidente Bazoum. Francia, sus aliados en la Unión Europea y del gobierno norteamericano apoyan esta decisión de ser llevada a cabo.
El eje Burkina Faso – Mali emitió una declaración conjunta en la que advirtieron que cualquier intervención militar en contra de Níger sería tomada como una declaración de guerra contra ambos países. El gobierno militar de Guinea no solo reconoció a las nuevas autoridades de Níger, sino que, a su vez, advirtió que una intervención militar en ese país llevaría a un quiebre de la CEDEAO. Argelia, por vía de su Ministerio de Relaciones Exteriores, hizo un “un llamamiento a la cautela y la moderación ante las intenciones de intervención militar extranjera”.
No obstante, las tensiones han aumentado dado que es conocida la presencia de la empresa militar rusa, el Grupo Wagner en África subsahariana, la cual ha estado operando contra fuerzas yihadistas y cercana a fuerzas de liberación de la región que hoy están levantadas en armas contra el eje occidental pro europeo. Ello está desatando un clima de expansión de conflicto político internacional, que puede traducirse en enfrentamientos bélicos entre potencias en un nuevo escenario continental.
Aunque Rusia y China han mostrado una prudente calma diplomática, insistiendo en soluciones que eviten salidas bélicas, no desestiman que ello pueda contribuir a alineamientos proclives a entendimientos políticos regionales no dependientes de occidente, lo cual significa un revés al margen internacional que permitió a las potencias europeas expandirse por el continente africano, durante fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Es emblemático que en las protestas de apoyo a la rebelión militar en Níger y en rechazo a la presencia francesa en este país, como también a la figura de Bazoum como un presidente títere de Europa, que se llevaron a cabo este domingo, 6 de agosto en la capital Niamey, varios ciudadanos alzaran la bandera rusa, como signo de reconocimiento a su solidaridad con la lucha por la causa, que se considera de liberación al pasado colonial francés.
África occidental parece ser que ya no lo será, al menos en el control que desde hace dos siglos se ha cernido sobre ellos a nombre del proyecto civilizatorio europeo, que bajo el legado democrático ha impuesto un modelo de saqueo, violencia y sometimiento que ha empobrecido a un continente rico en recursos naturales, cultura, historia social, política y económica del orden universal.
Aun es demasiado temprano para advertir los desenlaces por los cuales se orientará este posible conflicto regional africano con carácter internacional, si es importante señalar que nuevamente se reedita la idea del proceso anticolonial y Panafricano que desde comienzos del silgo XX está en pugna con occidente y que ahora parece tener mayores aliados para concretarse. La historia una vez más a prueba para repetirse o superarse.
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