Nueva Delhi, 23 ene (EFE).- Una marea de hindúes se congregó este martes ante el recién inaugurado templo al dios Ram en la India, erigido sobre una mezquita que fue derribada por fanáticos religiosos, con la expectativa de ser los primeros en acceder al lugar sagrado que abrió hoy sus puertas al público.

Largas colas de miles de fieles comenzaron a formarse desde la madrugada frente a la entrada del templo, perimetrada por un amplio dispositivo de seguridad, que también velaba por el acceso controlado de los visitantes para evitar posibles aglomeración, según imágenes del medio indio NDTV.

La apertura del templo al público se produce un día después de que el primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, presidiese la ceremonia de consagración del complejo, ubicado en la ciudad de Ayodhya, en el estado norteño de Uttar Pradesh.

El color azafrán, sagrado para el hinduismo, volvió a ser el predominante en los alrededores del templo, engalanado con miles de flores de esa tonalidad que iban a juego con las banderas, pañuelos y otras prendas de los visitantes, que pueden acceder al templo entre las 7:00-11:30 hora local (1:30-6:00 GMT) y las 14:00-19:00 hora india (8:30-13:30 GMT).

"Llevamos esperando una hora y media, solo después de ver al ídolo me iré", dijo a NDTV uno de los miles de fieles que aguardaban a las afueras del templo, muchos de ellos procedentes de otros estados de la India.

La inauguración del templo paralizó ayer gran parte de la India, cerrando escuelas y comercios en varios estados que declararon el día como festivo, mientras que el Gobierno indio decretó el cierre de todas sus oficinas y de los bancos del sector público e instituciones financieras hasta el fin de la consagración.

La euforia que rodeó este acontecimiento contrasta con la violencia que se vivió en la propia Ayodhya en 1992, cuando una turba de fanáticos hinduistas derribó una mezquita construida en el siglo XVI por el emperador mogol Babar en el lugar donde ahora se erige el templo a Ram.

Al derribo, en el marco de una campaña liderada por una organización extremista hindú y el ahora gobernante Bharatiya Janata Party (BJP) de Modi, siguió una ola de violencia entre hindúes y musulmanes en la que murieron 2.000 personas, en su mayoría pertenecientes a esta última comunidad.

En este sentido, la organización internacional Human Rights Watch (HRW) denunció ayer en un comunicado que los residentes musulmanes de Ayodhya habían expresado preocupación por su seguridad ante la masiva llegada de hindúes, y algunos incluso cerraron sus comercios para evitar posibles actos vandálicos.

Además, recordó la creciente discriminación que sufren los musulmanes indios, que achacan al proyecto político abanderado por el BJP.

Por: EFE

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Minuto30 Agencias

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