La humanidad sufre en Colombia, la ola actual de incredulidad por la paz es una enfermedad grave, basta una mínina provocación o a veces ninguna, para que te tilden de Paraco o Guerrillero.
Se perdió el valor del verdadero debate, del argumento. El que no está a favor del gobierno es Paraco y el que está a favor es Guerrillero. El paramilitarismo siempre ha sido asociado a estructuras armadas afines al gobierno de turno (los que son financiados, entrenados o al menos tolerados por el estado) y las guerrillas como los que se han querido tomar el poder por las armas, amparados por un aparente “proyecto político”.
Ahora, ¿quiénes son los verdaderos paramilitares de un gobierno de izquierda? ¿Cuál es el proyecto político de una guerrilla que incluso, sus mismos militantes desconocen? ¿Vamos a seguir el mismo círculo vicioso del guerrerísmo de izquierda o de derecha, según el modelo de gobierno que impere, o de verdad asumiremos una posición firme en busca de la paz ¿O los exterminamos como lo dijo el presidente Petro en Alemania?.
El miedo no desaparece presidente Petro con sólo decir ¨los exterminamos¨, por que mientras los demás luchan y sufren los rigores de un conflicto, otros como Usted, desde las comodidades que otorga ostentar el cargo más importante del país, lanzan órdenes de exterminio, con la misma soberbia y prepotencia de aquellos que tanto se criticó y que gobernaron por doscientos años.
¨Nos convertimos en lo que más odiamos¨, creíamos que era solo una frase popular, pero en este lapso de gobierno esa frase terminó volviéndose una realidad, tanto que se criticó el lenguaje de la ¨guerra¨de Uribe y de Duque, pero el presidente con su cambio de lenguaje y de acciones va rumbo a convertirse en algo incluso, peor que aquellos a quienes odia, al menos de ellos se sabía que esperar, pero del presidente de la paz y del cambio, no.
Preocupa al afán para que se nombre Fiscal General de la Nación, con presiones de organismos internacionales incluidas, y preocupa porque ya sabemos cuál es la razón de ser de tanto afán, utilizar el derecho penal como sistema de presión (o de opresión) para el enemigo político, todo aquel que piense diferente será hostigado por el titular de la acción penal y será exhibido como escarmiento, así ha sido utilizado por la gran mayoría de gobiernos, este no será la excepción y no habrá nadie que se salve, ni líderes sociales, políticos, periodistas y los que somos más descartables, los abogados, monedas de oro para un fiscal que crea que el abogado es lo mismo que la causa que defiende. No podemos seguir en el camino oscuro y siniestro, aquel que pareciera que no tiene retorno, el de seguir oprimiendo los derechos de quienes no comulguen con sus ideas.