La madrugada del domingo 1 de diciembre, la provincia ecuatoriana de El Oro fue escenario de una masacre que dejó diez personas muertas, entre ellas nueve colombianos. Las autoridades locales, encabezadas por el coronel Pablo Fajardo, comandante de la policía en El Guabo, confirmaron el hallazgo de los cuerpos, algunos con signos de tortura. Los cadáveres fueron encontrados en distintas ubicaciones: cuatro en la vía pública, cinco en una vivienda arrendada y el décimo en un saco costal, a un kilómetro de distancia del resto.
El ataque dejó en evidencia el poder de los grupos delictivos que operan en la región. Según las primeras investigaciones, los colombianos habrían sido contratados por organizaciones criminales y atacados mientras dormían. En el lugar del crimen, se hallaron numerosos casquillos de armas de diversos calibres, lo que indica que el ataque fue llevado a cabo con una violencia extrema.
Las víctimas fueron identificadas como Samuel Cárdenas Cortés, Alejandro Saiz Poveda, Luis Alpala Alpala, Luis Guillermo Banquet Rivero, Diego David Benavides Cifuentes, Yostín Riascos Romero, José Miguel Araujo Buila, Alexander Arroyo y Nepomuceno Ramos Madroñero. Entre ellos también se encontraba un ciudadano ecuatoriano, Marco Isves Nives.
El suceso ocurrió en medio de un apagón que afectó gran parte de la localidad, lo que dificultó el trabajo de las autoridades y el rastreo de los responsables a través de las cámaras de videovigilancia. Además, El Guabo, al igual que otras provincias, se encuentra bajo estado de excepción debido a la creciente violencia vinculada al crimen organizado, que ha afectado a varias zonas del país.
El gobierno ecuatoriano ha reportado una disminución en la tasa de homicidios este año, pero la violencia continúa siendo un grave problema. Las investigaciones siguen su curso para esclarecer los detalles de esta masacre y dar con los culpables del brutal ataque.
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