En represalia a los aranceles, China también anunció hace seis días nuevos gravámenes de entre el 5 y el 10 % a partir de hoy a las exportaciones estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares, a fin de "defender los derechos legítimos y los intereses de la economía china". EFE/YU FANGPING PROHIBIDO SU USO EN CHINA

El Gobierno estadounidense justifica esta medida en una investigación sobre las prácticas comerciales chinas. EFE/YU FANGPING PROHIBIDO SU USO EN CHINA

El Gobierno de Estados Unidos anunció hoy la imposición de aranceles del 25 % a productos procedentes de China por valor de 16.000 millones de dólares a partir del próximo 23 de agosto, en lo que supone un segundo tramo de la batería de gravámenes adoptados por Washington contra Pekín.

El Departamento de Comercio estadounidense detalló en un comunicado la nueva lista de bienes afectados por estos aranceles, que afectarán a un total de 279 productos vinculados, principalmente, a la industrias química, petrolera y motriz.

Estos gravámenes completan el paquete inicial de 50.000 millones de dólares anunciados por el Gobierno de EE.UU. y que entró en vigor parcialmente a comienzos de julio.

Ese primer tramo tuvo en su punto de mira un total de 1.300 productos chinos, entre los que figuraban aparatos tecnológicos de las industrias aeroespacial y robótica, a los que también se aplicó aranceles del 25 % hasta alcanzar los 34.000 millones de dólares, aclaró el comunicado del Departamento de Comercio.

El Gobierno estadounidense justifica esta medida en una investigación sobre las prácticas comerciales chinas en la que, según las autoridades, se ha podido corroborar que Pekín ha cometido una serie de irregularidades.

Entre ellas, se encontrarían abusos contra las empresas de EE.UU. a la hora de negociar su propiedad intelectual, la adquisición de compañías locales con el objetivo de hacerse con su tecnología o ataques cibernéticos por parte del Ejecutivo chino a redes informáticas relacionadas con el comercio internacional estadounidense.

Con esta nueva ronda de aranceles, que inicialmente debería haber sido aplicada a mediados de julio, la Administración del presidente Donald Trump da un paso más en su guerra comercial con el gigante asiático, si bien evita asestar un golpe excesivo a Pekín, tal y como amenazó el propio mandatario.

Las tensiones bilaterales han ido en aumento en los últimos meses debido a la política de mano dura del presidente estadounidense con las prácticas comerciales chinas.

Cabe señalar que fue Estados Unidos el que asestó el primer golpe al anunciar, precisamente, el primer tramo de esta batería de aranceles, a lo que China respondió acto seguido con idénticas medidas por similar cuantía.

Por este motivo, es previsible que Pekín vuelva a reaccionar con pasos similares y, como ha venido haciendo hasta la fecha, actúe de manera recíproca.

Ante la respuesta del Gobierno del presidente Xi Jinping, pocos días después de que entraran en vigor los primeros aranceles, Trump amenazó el pasado 1 agosto con nuevos gravámenes del 10 % a productos importados de China por valor de 200.000 millones de dólares.

Esta amenaza llevó al Ministerio de Comercio chino a presentar una denuncia formal ante la Organización Mundial del Comercio, horas después de la celebración de la cumbre China-UE en Pekín en la que ambas partes se comprometieron a defender el sistema multilateral de comercio y rechazaron las medidas proteccionistas estadounidenses.

No obstante, las quejas de las autoridades chinas ante los organismos internacionales llevaron al inquilino de la Casa Blanca a ir más allá y, durante una entrevista, declaró estar dispuesto a imponer aranceles a las importaciones procedentes de China por valor de 500.000 millones de dólares.

EE.UU. es el primer socio comercial de China. La balanza es deficitaria para los estadounidenses, con 375.000 millones de dólares en 2017, una cifra récord que Trump quería reducir en 200.000 millones para 2020. Washington, 7 ago (EFE)

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