Los neandertales hace 41.000 años ya practicaban los ritos funerarios del entierro, según concluye un equipo de arqueólogos tras el estudio del esqueleto de un niño de dos años procedente de una excavación en el suroeste de Francia.

El grupo multidisciplinario dirigido por el paleoantropólogo del del laboratorio de Historia natural del hombre prehistórico de Francia Antoine Balzeau y Asier Gómez-Olivencia, de la Universidad del País Vasco, considera demostrada esta práctica del enterramiento por el estado y la posición de los huesos encontrados en el yacimiento de Ferrassie, en Dordoña.

Los arqueólogos observaron que el esqueleto reposaba dentro de una capa de sedimentos inclinada hacia el oeste, mientras que los demás estratos estaban orientados hacia el noroeste.

Esta posición de los huesos, poco dispersos entre sí, fieles a la anatomía humana y mejor conservados que el resto de huesos animales encontrados cerca, indican un entierro rápido tras la muerte, concluyen los expertos en un trabajo publicado este miércoles en la revista científica «Scientific Reports».

El de Ferrassie es uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados de toda Europa. A principios del siglo XX se descubrieron allí seis esqueletos del hombre de Neandertal, pero no fue hasta 1970 que se encontró el séptimo, el de este niño de dos años.

Durante casi medio siglo, estos restos permanecieron sin analizar en los archivos del Museo Arqueológico Nacional, en Saint-Germain-en-Laye, en la región de París, hasta que el equipo liderado por los dos expertos, español y francés, reabrió recientemente los cuadernos de la excavación.

Al revisar el material recopilado hasta entonces, centraron su atención en 47 nuevos huesos humanos que no se habían identificado durante las excavaciones y que pertenecían al esqueleto del niño.

Los científicos también llevaron a cabo un minucioso análisis de los huesos: estado de conservación, estudio de las proteínas, genética y datación, para finalmente volver a Ferrassie con la esperanza de encontrar otros fragmentos del esqueleto, sin éxito.

Pero este regreso al campo, junto con los cuadernos de sus predecesores, permitió reconstruir e interpretar la distribución de los restos humanos y los huesos de animales hallados alrededor.

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Redacción Minuto30

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