São Paulo, 22 sep (EFE).- La decisión del Supremo Tribunal Federal de Brasil de consagrar el jueves los derechos indígenas a sus tierras ancestrales fue celebrada por las comunidades originarias con cánticos y abrazos, pese al temor a una reacción adversa por parte del poderoso sector agrícola.
"Todos lloramos de alegría. Era una gran oportunidad para que el tribunal reforzase los derechos indígenas después de 500 años", cuenta por teléfono a EFE Brasilio Priprá, un hombre robusto de 65 años y uno de los líderes de los xokleng.
Este pueblo originario, que habita el estado sureño de Santa Catarina, es uno de los impulsores del juicio que llevó a la declaración de inconstitucionalidad del llamado "marco temporal", una tesis jurídica que limitaba los derechos indígenas a aquellas tierras que ocupaban el día de la promulgación de la Constitución, el 5 de octubre de 1988.
Priprá, que se trasladó a Brasilia para seguir el juicio junto a cientos de indígenas más, considera que el "marco temporal" habría llevado a la "destrucción" de las reservas, que actualmente ocupan el 13,75 % del territorio brasileño, y que la decisión supone un "gran paso" para solucionar disputas de tierras, entre ellas la de su pueblo.
La autorización en 2003 del Gobierno brasileño a ampliar la reserva que habitan unos 2.000 xokleng llevó a un grupo de agricultores de la región a presentar una acción ante los tribunales para anular la decisión, al defender que la etnia no había ocupado tradicionalmente esa nueva área.
Los agricultores, apoyados por el estado de Santa Catarina, añadieron que ellos ocupaban esas tierras desde hacía décadas y que las recibieron del gobierno regional en sus esfuerzos por incentivar el poblamiento de esas áreas.
Aunque el Supremo todavía no se ha pronunciado sobre las particularidades de ese caso, la decisión sobre el "marco temporal" despeja el camino para la resolución del entuerto, al afirmar que los derechos indígenas sobre sus tierras ancestrales son "originarios" y no pueden ser limitados por actos o leyes posteriores.
Por otro lado, falta por esclarecer si el Supremo ordena que los agricultores que compraron de "buena fe" tierras tradicionalmente indígenas sean indemnizados, una posibilidad con la que la mayoría de los magistrados se mostró de acuerdo en un principio.
Priprá apoya que se indemnice a los "inocentes", no a los que se apropiaron ilegalmente de las tierras, y defiende que tanto los pueblos indígenas como los agricultores pueden "ganar" con esta decisión judicial.
Aun así, el líder xokleng no esconde su preocupación por la acogida que tendrá la sentencia entre los casi 500 agricultores que estima van a ser afectados por la ampliación de la reserva indígena, que ocupa unas 37.000 hectáreas.
"El riesgo de conflicto existe, pero vamos a dejar que la Justicia decida sobre las formas de indemnización. Ahora la sangre está caliente", explica.
La Confederación de la Agricultura y la Pecuaria, la mayor patronal del sector, aseguró en un comunicado que la decisión instalaba un "permanente estado de inseguridad jurídica" y podía "expropiar a miles de familias del campo".
En la misma línea, la bancada que representa los intereses ruralistas en el Congreso dijo que la decisión afecta al 22 % del territorio brasileño y adelantó que el Senado aprobará la semana que viene una ley que legaliza el "marco temporal", pese a haber sido ya declarado inconstitucional.
El líder de los diputados ruralistas, Pedro Lupion, amenazó este jueves con "obstrucciones" en el Congreso y aseguró que trabajarán "cueste lo que cueste" para garantizar que "por lo menos" se indemnice a los afectados.
Priprá, por su parte, descarta que los indígenas vayan a hacer reclamaciones exageradas sobre el territorio brasileño que ocupaban antes de la llegada de los colonizadores portugueses en el siglo XVI, como acusa el sector agrícola.
"Los pueblos indígenas no somos avariciosos. Tenemos amor por la tierra, la queremos para vivir en ella", zanja.
Con la tranquilidad que les da esta victoria judicial, el pueblo xokleng celebrará este viernes el aniversario de su primer contacto con los colonos blancos hace justo 109 años, el principio de una larga lucha.
Nieto de uno de los caciques que recibieron a los colonos, Priprá asegura que ha sido la "insistencia respetuosa" de los indígenas, así como la mayor sensibilidad de la sociedad respecto a las masacres perpetradas contra ellos, lo que finalmente abrió los ojos de los magistrados.
Por: EFE
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