Bruselas, 13 feb (EFE).- Cada año, en Binche, una pequeña ciudad al sur de Bélgica, los "Gilles" culminan con su épico desfile tres días de celebraciones de carnaval al son de los tambores y de las bandas de percusión, donde decenas de miles de personas se congregan para observar a los locales ataviados con sus tradicionales trajes y enormes sombreros de plumas.

Los carnavales de Binche son un esperado evento que cierra este "Mardi Gras" o "martes de carnaval" y que, esta edición, celebra el vigésimo aniversario de su reconocimiento como patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

Sus orígenes se remontan a la Edad Media, lo que convierte esta celebración en una de las más antiguas de Europa.

Cada edición, miles de visitantes del resto del país y de otros lugares del mundo acuden a Binche, una localidad de 30.000 habitantes, para disfrutar de esta festividad, que comienza el domingo y se extiende durante tres días.

Acompañados por sus tamborileros, cada "Mardi Gras" los Gilles inician sus festejos a primera hora de la mañana y recorren durante el día el centro de la ciudad con sus grandes zuecos, su llamativa máscara y su tradicional traje, lleno de estrellas, leones y coronas en fieltro con los colores de la bandera belga: negro, amarillo y rojo.

Además, cuando la meteorología lo permite, hacen gala de sus enormes sombreros de metro y medio de plumas de avestruz, que contiene entre 8 y 12 grandes plumas y alrededor de 240 y 290 pequeñas.

En la cabalgata, que tiene lugar por la tarde, los Gilles bailan al ritmo de los tambores y de los instrumentos de percusión, y lanzan naranjas -que son un símbolo de buena suerte- a los miles de espectadores que se aglutinan a lo largo de las calles para disfrutar de este esperado momento.

Pese a que toda la ciudad se involucra en la preparación y la celebración de estos festejos, sólo los hombres nacidos o residentes en Binche desde hace más de cinco años pueden llevar el traje de Gille, que está patentado y no se puede utilizar fuera de la localidad.

Las mujeres están excluidas de las 10 agrupaciones de Gilles, así como de las otras tres protagonistas (arlequines, "paysans" y "pierrots"), aunque, según explica la Oficina de Turismo, la misión de la esposa del Gille se considera "crucial", pues "fomenta la protección del folclore y vela por el buen desarrollo de las fiestas".

Por la noche, una ceremonia final en la Grand-Place con fuegos artificiales pone fin a una edición más del carnaval emblemático carnaval de Binche.

Por: EFE

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Minuto30 Agencias

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