La Paz, 9 feb (EFE).- Los flamencos altoandinos de Suramérica son aves protegidas en un programa de conservación en Bolivia, donde se les coloca anillos codificados para conocer sus rutas migratorias y se rescatan e incuban los huevos desechados que no son aptos para el consumo, con esto se busca preservar esta especie declarada vulnerable.
El Programa de Conservación de Flamencos Altoandinos se gestó tras una primera iniciativa del Bioparque Municipal Vesty Pakos para rescatar unos huevos de flamencos, explicó a EFE el biólogo Omar Rocha, el administrador del centro de custodia de fauna silvestre ubicado en el sur de La Paz.
Los comunitarios que viven en los alrededores de la Laguna Colorada, el sitio de reproducción "más importante de estas especies a nivel regional", suelen recolectar huevos de flamenco para consumo familiar, pero los que ya están con embriones son descartados, dijo el experto.
"Lo que hemos hecho es rescatar estos huevos que están con embriones y a través de incubadoras portátiles los trajimos aquí al bioparque municipal", precisó Rocha.
El rescate, ocurrido en 2015, fue previamente aprobado por la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas, y se coordinó con entidades como el Centro de Estudios en Biología Teórica y Aplicada (Biota) y la carrera de Biología de la universidad estatal de La Paz.
También participó el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), a través de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, un sitio en el suroeste del país donde está la Laguna Colorada.
Entre los huevos rescatados, diez flamencos sobrevivieron y actualmente viven en el bioparque "en un ambiente que ha sido construido específicamente para albergarlos de forma responsable", afirmó.
Los flamencos están en el área 'Parinacota' del parque, llamada así porque 'parina' es la palabra en aimara para referirse a esta especie y 'cota' o 'quta' que significa lago, allí los visitantes reciben información sobre el rescate y las características de cada especie.
Habitantes de las alturas
Rocha explicó que en el mundo hay seis especies de flamencos, los africanos, americanos, caribeños y las tres que habitan en las zonas altoandinas de Bolivia, el sur peruano, el norte chileno y el noroeste argentino.
Estas especies son el flamenco chileno, el andino y el de James o de la puna, y "están adaptadas principalmente a la altura", ya que viven entre los 3.000 y 5.200 metros de altitud, precisó.
Cada especie tiene características diferentes en la coloración de plumas, pico y patas, la postura, la vocalización y en su comportamiento.
Los flamencos andinos y los de James tienen en el pico laminillas "mucho más finas" para filtrar su alimento, consistente en algas diatomeas, mientras que el chileno consume crustáceos y daphnias, entre otros, señaló el experto.
Las tres especies "habitan juntas" y se sabe que la Laguna Colorada es su único sitio estable de "nidificación".
Sus depredadores naturales son el zorro andino y las gaviotas andinas, aunque la principal amenaza es la destrucción de sus hábitats por actividades como la minería, o por la sequía prolongada, explicó.
La recolección de huevos sin control o planificación también puede ser una amenaza, aunque los flamencos en las áreas protegidas bolivianas están "bien conservados", agregó Rocha.
Aves migratorias
En invierno, la temperatura en el suroeste boliviano desciende hasta los 25 grados, por lo que las lagunas se congelan y los flamencos migran a otros lugares para conseguir alimento.
Los flamencos se desplazan hacia los lagos Poopó y Uru Uru en la región vecina de Oruro, hacia humedales en el sur peruano o en el norte de Chile, o a sitios argentinos como la laguna Mar Chiquita o Melincué, "que están cerca del nivel del mar", indicó Rocha.
Argentina, Bolivia, Chile y Perú realizan desde hace varias décadas algunas actividades conjuntas de monitoreo y censos simultáneos de las aves, dentro del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos.
El censo se realiza en más de 230 humedales en los cuatro países cada cinco años y los datos aproximados que se tienen es que en la región hay unos 250.000 flamencos chilenos, 120.000 de James y 70.000 andinos.
Para conocer las rutas migratorias, el bioparque, Biota, los guardaparques de la reserva Eduardo Abaroa y los jóvenes de las comunidades aledañas, realizan cada año un "anillado" de pichones.
Entre 500 a 800 aves son arreadas a un área donde se les pesa y toma medidas, y luego se les coloca en la pata un anillo de PVC con cuatro letras que equivalen a una "identificación personal".
Los flamencos son liberados de inmediato y eventualmente empiezan a llegar los reportes de avistamientos en Argentina, Perú o Chile, y se intercambia información sobre el lugar donde los animales fueron anillados.
Gina Baldivieso
Por: EFE