Cuando el condón femenino apareció en el mercado hace unos 20 años fue un fracaso. Su nombre formal fue CF1, y no tardó en ser objeto de bromas y apodos como bolsa de plástico o globo de aire caliente. Pero nunca desapareció completamente, y ahora algunas empresas han vuelto a la carga con nuevos productos.
«Creí tanto en el producto», cuenta Mary Ann Leeper dos décadas después. «Estaba convencida de que las mujeres querrían cuidarse solas. Éramos muy inocentes, yo definitivamente lo fui».
Leeper fue la presidenta de Chartex, la compañía que creó CF1. Antes de su lanzamiento, había una atmósfera de curiosidad y anticipación, pero quienes estuvieron involucrados en el proyecto subestimaron cómo el público vería y sentiría ese dispositivo largo, resbaloso y poco familiar.
Leeper recuerda la reacción de un artículo negativo de una influyente revista femenina. «Esa fue la historia principal que se convirtió en un efecto dominó», cuenta. «Para ser sincera, fue una sorpresa para mí. ¿Por qué ibas a burlarte de un producto que iba a ayudar a las mujeres a mantenerse sanas, que las iba a proteger de las infecciones de transmisión sexual, así como de embarazos no deseados?»
El sucesor de CF1, el CF2 -hecho de un látex sintético que no ruge- es mucho más exitoso de lo que se imagina el mundo desarrollado. Está disponible en 138 países, y desde 2007 las ventas se han más que duplicado. La Female Helth Company ha tenido ganancias por ocho años.
Los preservativos femeninos tienen otras ventajas. Se puede introducir horas antes del sexo, lo que significa que no hay distracciones en el momento crucial y no necesita ser retirado inmediatamente después.
Para las mujeres, es una mejor protección para enfermedades de transmisión sexual, debido a que la vulva está parcialmente cubierta por un aro exterior que mantiene el dispositivo en su lugar.
Otros condones femeninos con un diseño radical ya están disponibles en algunos países, o están a punto de salir. Condón Air, a la venta en Colombia, tiene una pequeña burbuja de aire para ayudar a la inserción.
El condón Panty, de la misma empresa colombiana Innova Quality, está empaquetada en una ropa interior especial, que mantiene el condón en su lugar. No obstante, este producto no tiene distribuidor.
Entretanto, un preservativo vaginal conocido como Origami está a un año de lanzar su producto al mercado estadounidense.
Su diseñador, Danny Resnic, quien empezó a trabajar en esta área tras contraer VIH en 1993 debido a un condón roto, prestó mucha atención a las burlas de CF1.
«Existe una razón para que parezca una bolsa de plástico, es una bolsa de plástico», dice. «Se trata de colocar de una forma distinta una clavija en un agujero».
Su preservativo de mujer tiene una forma ovalada, que según él se parece a la anatomía femenina. Está empaquetada en cápsulas parecidas a las de té (véase imagen superior) y una vez insertada se expande como un acordeón. La parte exterior del preservativo está diseñado para quedar plano contra los labios vaginales, en vez de quedar colgando como otros condones.
«Es un producto íntimo y una experiencia compartida por dos personas», explica. «Así que la intención de nuestros condones vaginales es que sean atractivos tanto a hombres como a mujeres».
Fuente BBC.-