Valencia culmina hoy sus fiestas tradicionales, las Fallas, con la quema de los conjuntos escultóricos que, de manera alegórica, representan a personas o a hechos destacados de actualidad.
Un pirotécnico controla el disparo de la última mascletá de las Fallas que ha tenido lugar hoy en la plaza del Ayuntamiento de Valencia. EFE
Las principales plazas de esta ciudad del este de España con unos 800.000 habitantes están decoradas desde hace días con las «fallas», esculturas de cartón piedra que se queman en la noche del 19 al 20 de marzo, en un rito histórico de carácter purificador.
La lluvia que cae sobre Valencia no ha impedido una fuerte afluencia de turistas en estos días ni que la población local salga a las calles a disfrutar de los espectáculos pirotécnicos y a admirar el trabajo de los maestros falleros, los artesanos que trabajan durante casi un año en la preparación de estas esculturas destinadas a perecer entre llamas.
Del fuego se salva siempre alguna falla, elegida por votación popular, que luego pasa a un museo.
Este año se han plantado 770 de estos monumentos de cartón piedra que tienen como protagonistas a políticos, deportistas o famosos, en su mayor parte con un toque satírico e iconoclasta.
El hecho de que este año tengan que celebrarse en España elecciones locales y legislativas ha motivado que haya una fuerte presencia de políticos nacionales, incluidos algunos que han protagonizado casos de corrupción y que, como el resto, también serán pasto de las llamas.
Cuando las cenizas dejen de humear, será el momento de ponerse a trabajar en la edición de 2016, en la que se sabrá si las Fallas son declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, como pretenden los valencianos. Valencia (España), 19 mar (EFE)