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La SAI celebra sus 111 aniversario, reflexionando sobre las Pequeñas Centrales Hidroeléctricas


El pasado 29 de agosto, la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI) celebró 111 años de existencia con un evento cultural titulado Historias Cantadas. En el marco de la celebración se realizó un recuento histórico del desarrollo de la electricidad, a partir del libro Del oro en polvo al oro en agua: El aporte de las Pequeñas Centrales Hidroeléctricas al desarrollo de Antioquia, escrito por Gloria Montoya Mejía. El evento estuvo cargado de una atmósfera mágica, tan envolvente como la propia luz que nos ilumina.

Los asistentes al evento fueron transportados en un viaje por la historia, comenzando en 1775, año de la fundación de Titiribí. En ese momento, el francés Luis Girardot, padre del héroe Atanasio Girardot, se convirtió en propietario de una mina que más tarde sería conocida como «La Mina del Zancudo», un nombre icónico en la historia de Antioquia.

A lo largo de la noche, entre canciones y relatos épicos, se evocó la vida en Medellín hacia 1895. En aquellos tiempos, los medellinenses solo se atrevían a caminar por las noches si la luna llena iluminaba el cielo. El resto del tiempo, las familias se reunían a las 6 de la tarde para rezar el rosario, cenar, reflexionar y disfrutar de tertulias antes de retirarse a dormir. En este contexto, se narró cómo en 1895 se constituyó la Compañía Antioqueña de Instalaciones Eléctricas, encargada de traer desde Nueva York la turbina Pelton y los generadores de Westinghouse, lo que permitió que, el 7 de julio de 1898, el parque de Berrío en Medellín se iluminara por primera vez con luz incandescente. No faltó en el relato la figura de Nemesio Mejía Montoya, conocido como «Marañas», quien expresó su célebre frase: «Luna, te jodites, a alumbrar a los pueblos».

La conmemoración de los 111 años de la SAI comenzó con la entonación del himno de Antioquia, evocando un siglo de libertad en el departamento. Fue en 1913 cuando, inspirados por la libertad y el rápido crecimiento de Antioquia, impulsado en gran parte por las pequeñas centrales hidroeléctricas como la de Santa Elena, la ingeniería comenzó a liderar proyectos cruciales para satisfacer la creciente demanda de energía. La Universidad de Antioquia y la Facultad de Minas formaron a profesionales de altísima calidad, como Juan de la Cruz Posada, Pedro Nel Ospina y Tulio Ospina, quienes lideraron estos avances.

Durante el evento, se condecoraron a destacados profesionales del gremio, entre ellos Norberto Vélez Escobar, don José María Acevedo Alzate, Roberto Rolstein Lublinski . y José Fernando Villegas Hortal. También se destacó la presencia de dos jóvenes prodigios, estudiantes de ingeniería y socios de la SAI, quienes recibieron de la Fundación TRIPOLI de Estados Unidos, la certificación en cohetería de alta potencia nivel 2, certificación que en Colombia solo ostentan tres personas.

El viaje por la historia de la electricidad culminó con una reflexión profunda: en medio de una sociedad que demanda cada vez más energía, es crucial cuidar del medio ambiente para garantizar la existencia de todas las especies. Antioquia, con su exuberante topografía y su riqueza hídrica, tiene en las pequeñas centrales hidroeléctricas una fuente de energía limpia y sostenible. La ingeniería, con su capacidad innovadora, y la arquitectura, madura y planificada, están listas para seguir impulsando el progreso en el departamento, iluminando su futuro con la luz de la energía y el desarrollo.

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