La búlgara Kristalina Georgieva se ha convertido en la nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras la aprobación del Directorio Ejecutivo y en sustitución de la francesa Christine Lagarde, informó este miércoles la institución.
«El FMI es una institución única con una gran historia y una plantilla de clase mundial. Llego como una firme creyente en su mandato para ayudar a asegurar la estabilidad de la economía global y el sistema financiero a través de la cooperación internacional», afirmó Georgieva, en un comunicado.
Esta economista y socióloga de formación destacó que «es una gran responsabilidad estar al timón del FMI en un momento en que el crecimiento económico continúa decepcionando, las tensiones comerciales persisten y la deuda está a niveles históricamente altos».
«Nuestra prioridad inmediata es ayudar a los países a minimizar el riesgo de crisis y ser capaces de encarar desaceleraciones económicas. Y a la vez, no deberíamos perder de vista nuestro objetivo a largo plazo, respaldar políticas monetarias, fiscales y estructurales sanas para construir economías más fuertes y mejorar la vida de la gente», remarcó Georgieva.
La búlgara asumirá oficialmente su mandato, por cinco años, el próximo 1 de octubre.
Georgieva, quien fue vicepresidenta de la Comisión Europea entre 2014 y 2016 y ocupaba el puesto de consejera delegada del Banco Mundial desde 2017, fue la única aspirante al cargo, nominada por la Unión Europea (UE).
Pese a que tras la renuncia de Lagarde en julio, el FMI aseguró que el proceso de selección iba a ser «abierto, basado en el mérito y transparente», lo cierto es que se ha mantenido la tradición y solo Europa ha presentado una candidata.
Además, el Directorio Ejecutivo del Fondo eliminó uno de los obstáculos a Georgieva, de 66 años, al retirar el límite de edad de 65 años definido en sus estatutos para acceder al puesto de director gerente.
Todos los directores del Fondo en sus 75 años de historia han sido europeos, lo que ha arrojado sombra sobre su credibilidad dado el creciente peso de los países emergentes en la economía global.
Fruto de una norma no escrita tras los acuerdos de Bretton Woods de 1944, con los que se fundó el FMI y su institución hermana, el Banco Mundial (BM), las grandes potencias se repartieron la designación de la dirección de ambos organismos.
Estados Unidos escoge al presidente del BM, mientras que Europa selecciona al jefe del FMI.
El nuevo presidente del BM desde abril es el estadounidense David Malpass, a propuesta de Washington y sin enfrentarse tampoco a candidatos alternativos.
«Felicitamos a Georgieva y confiamos en que será una voz contundente en la lucha contra la desigualdad, y una activista por la acción climática e igualdad de género», apuntó Nadia Daar, directora de la ONG Oxfam en Washington, en un comunicado enviado a Efe.
Daar lamentó, no obstante, que «el proceso de selección esté demasiado politizado para que un candidato no europeo pueda ser nominado o tener éxito, con lo que se socava la legitimidad del multilateralismo en un momento en el que debería demostrar su fortaleza».
El FMI celebrará el próximo mes de octubre su asamblea anual, con los crecientes temores ante una nueva recesión global y las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, donde presentará sus nuevas previsiones de crecimiento mundial.
Asimismo, afronta dudas acerca del futuro del multimillonario programa de rescate a Argentina, por valor de 57.000 millones de dólares en tres años y el más grande de la historia del organismo, debido a la continuada crisis económica y las inminentes elecciones presidenciales en el país suramericano. Washington, 25 sep (EFE)