Los momentos de crisis e incertidumbre en los mercados financieros suelen ser de mucha tensión para los inversores, sobre todo los más noveles, que se sienten bastante perdidos en estas circunstancias. Sin embargo, con la estrategia correcta y sabiendo dónde mirar, puede ser una ocasión excelente para obtener beneficios y fortalecer su propia cartera de inversión.
En realidad, la incertidumbre dentro de los mercados financieros es algo prácticamente constante, y es algo que hay que entender desde el primer momento. Ya sea por factores económicos, políticos o sociales, la estabilidad es prácticamente nula en los mercados. Las fluctuaciones siempre existen, la diferencia entre un periodo y otro está más en lo grandes que sean estas.
Son muchas las razones que pueden llevar a una mayor incertidumbre en un mercado. Este pasado 5 de agosto, por ejemplo, se dio una fluctuación a la baja muy grande a nivel mundial en los mercados de acciones, con los índices bursátiles perdiendo en algunos casos más de un 10% de su valor. En esta ocasión, los malos resultados macroeconómicos de Estados Unidos en varios medidores, además de la percepción de que los tipos de interés estaban bajando demasiado despacio, fueron los desencadenantes más importantes.
Tras esta fuerte bajada, los días siguientes, estos mismos índices volvieron a subir, en una demostración de cómo funciona la ley de la oferta y la demanda. En un período en el que todo el mundo estaba tratando vender por la posible entrada en recesión de Estados Unidos, muchos se lanzaron a vender, lo que otros inversores aprovecharon para conseguir participaciones en empresas a un precio muy inferior al del día anterior, mejorando así su cartera de inversiones de manera ostensible y económica.
Otro papel que es digno de estudio es cómo reaccionan los inversores ante los momentos de incertidumbre del mercado. En los períodos de volatilidad, como el que explicamos anteriormente, es común que los inversores entren en pánico, dando lugar a decisiones impulsivas y, en ocasiones, perjudiciales.
Por otra parte, los inversores que saben mantener la calma, actuarán de una manera mucho más analítica y podrán tomar decisiones informadas en el análisis, gracias a indicadores como el RSI. Siguiendo una estrategia bien fundamentada y sin ponerse nervioso, un inversor podrá aprovechar las sobrerreacciones de otros para fortalecer su posición.
Los inversores más experimentados saben entender que la volatilidad es una parte más de los mercados financieros y ya tendrán un plan preparado para estos períodos de antelación. Estos planes no significarán siempre una ganancia fuerte, pero sí que, en el peor de los casos, podrán minimizar sus pérdidas gracias a un trabajo de campo previo bien hecho y por haberlo seguido en la medida de lo posible.
La diversificación no es una estrategia clave solo para aprovechar los momentos de volatilidad del mercado, sino que es una idea que debe seguirse para cualquier circunstancia. Al distribuir las inversiones en diferentes clases de activos, sectores y geografías, los inversores reducen los riesgos generales de su cartera. No elimina los riesgos, pero sí ayuda a minimizar el impacto de la volatilidad en un solo mercado concreto.
Una cartera con una amplia variedad de productos, como decimos, incluirá diferentes tipos de inversiones. Esto no quiere decir que no solo se pueda invertir en acciones, sino que una cartera variada podría incluir participaciones en empresas de diferentes industrias. También puede incluir productos totalmente distintos, como bienes raíces o materias primas. Así, si un sector sufre una caída, las pérdidas se pueden compensar con otras inversiones.
Hay empresas muy fuertes que pueden verse arrastradas por las inercias del mercado y sufrir pérdidas que, pese a sus resultados económicos, no deberían llevar. Esto puede generar un efecto pánico que lleve a muchos inversores a vender sus participaciones. Aquí es donde entra la posibilidad de “comprar a la baja”, es decir, adquirir activos que han quedado infravalorados no por problemas propios de la empresa, sino porque se han visto arrastrados por el estado del mercado.
Con un buen análisis, se pueden conseguir acciones de empresas de grandísimo valor, de las reconocidas como “demasiado grandes para caer” o, simplemente, de empresas con buenos balances financieros y un historial de gestión intachable.
La incertidumbre puede desanimar a los inversores, pero hay que tener en cuenta que los mercados financieros suelen recuperarse con el tiempo. Es necesario mantener una perspectiva largoplacista y resistir la tentación de hacer movimientos impulsivos basados en fluctuaciones a corto plazo. La idea del “pelotazo” siempre es muy llamativa, pero invertir tratando de buscar un éxito así es una forma muy fácil de perder mucho dinero.
Los inversores más avanzados ya saben de la importancia de utilizar instrumentos financieros. Las opciones son una de las más utilizadas para proteger una cartera ante las caídas del mercado, mientras que los futuros sirven para asegurar precios de compra o venta en el futuro.
Eso sí, hay otros instrumentos que pueden ser más problemáticos. Los derivados, por ejemplo, requieren de un conocimiento profundo antes de considerarlos. Por lo tanto, esta estrategia es más adecuada para los inversores más experimentados, que comprenderán mejor los riesgos involucrados.
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