Tegucigalpa, 2 nov (EFE).- Los hondureños acudieron este jueves a los cementerios para recordar a sus seres queridos y cumplir con la tradición de llevar flores a las tumbas en el Día de los Difuntos, una actividad que además implica un movimiento económico para varios sectores del país.
"Desde que murió mi madre, en 2019, trato de ir todos los años a su tumba, le llevó flores", comentó a EFE Aracely Guzmán, cuando se dirigía a un cementerio privado al sur de Tegucigalpa, la capital del país.
Guzmán iba a acompañada de su hija Carmen y su hermana Daysi, todas residentes de un populoso barrio al sur de la capital.
"Llevo a mi hija para que recuerde que esta es una tradición que no se puede olvidar, siempre hay que visitar a nuestros muertos", señaló Guzmán, mientras compraba rosas rojas para colocar en la tumba de su madre.
En Tegucigalpa, la mayor afluencia de hondureños se concentra en el Cementerio General, público, en el que ya no hay cupo para más muertos y descansan reconocidas figuras, como expresidentes de la República y otras que tuvieron protagonismo en la vida del país en el siglo pasado.
La afluencia a los cementerios también ha sido abundante en ciudades del interior, según informes de medios locales.
Xiomara Sánchez, quien acudió al Cementerio General de San Pedro Sula, norte del país, decoró con flores naturales la tumba de su madre, fallecida en enero de este año.
"Venir al cementerio es algo simbólico, porque a mi madre la llevo en mi corazón, la recuerdo todos los días, pero vengo a honrarla", dijo Sánchez.
Muchos hondureños se trasladaron el fin de semana a sus lugares de origen para colocar un arreglo floral en la tumba de un familiar.
El Día de Difuntos en Honduras también le deja un poco de dinero a familias pobres que ofrecen servicios de limpieza de sepulturas, pintura de lápidas y mausoleos; reparaciones de estructuras metálicas y cruces; flores y coronas, entre otros.
Por razones sanitarias, como evitar criaderos de zancudos por el agua en los recipientes de barro o de plástico, muchos familiares de difuntos prefieren las flores artificiales, que además conservan el color por más tiempo antes de convertirse en basura.
En algunas comunidades del interior de Honduras los viejos cementerios fueron arrastrados total o parcialmente por el paso devastador del huracán Mitch a finales de octubre e inicios de noviembre de 1998.
El huracán dejó en Honduras más de 5.000 muertos y pérdidas por más de 4.000 millones de dólares, entre otros daños, según cifras oficiales.
El Gobierno concedió este jueves permiso a partir del mediodía a aquellos empleados que tienen parientes fallecidos para que visiten los cementerios.
Por: EFE