Los Ángeles (EE.UU.), 9 ene (EFE).- Sin champán en cada esquina, sin estrellas ni alfombra roja, sin prensa acreditada y sin una gala en televisión. Los Globos de Oro afrontan este domingo su edición más controvertida bajo la sombra del boicot de Hollywood por sus numerosos escándalos y con el riesgo de convertirse en unos premios intrascendentes.
La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), la polémica organización detrás de los Globos de Oro, celebrará la 79 edición de estos galardones el domingo a partir de las 18 horas (2.00 GMT del lunes) desde el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles (EE.UU.).
Pero esta no será una gala más de los Globos de Oro.
La HFPA explicó el martes que «no habrá público» e indicó que el selecto grupo de miembros de la asociación e invitados de sus programas sociales que sí estarán deberán mostrar un certificado de vacunación completa con dosis de refuerzo y una prueba PCR tomada en las 48 horas antes del acto.
«No habrá alfombra roja. No se aceptarán solicitudes de acreditaciones de prensa para este evento», añadió la HFPA sobre este evento privado que casi parece una fiesta a escondidas.
Ya se sabía que NBC no iba a retransmitir estos Globos de Oro por primera vez desde 1996, pero esta semana se desveló que tampoco habrá emisión en directo por internet: los ganadores se darán a conocer por las redes sociales y en un comunicado posterior al evento.
Todas estas medidas chocan con el ADN de los Globos de Oro, que, tradicionalmente, eran una de las fiestas más glamurosas, esperadas y excitantes de Hollywood.
Cada año, el mundo del cine se unía a comienzos de enero para descorchar la temporada de premios del cine con un espectacular evento repleto de figuras de la gran pantalla y con una alfombra roja en la que las copas de champán no paraban de ir y volver.
A diferencia de los ceremoniosos y formales Óscar, los Globos de Oro apostaban por un tono mucho más desenfadado, juguetón y divertido -eso resultaba muy jugoso para presentadores como Ricky Gervais, Amy Poehler y Tina Fey- y tenían el aliciente de incluir entre sus premios a lo más prestigioso de la televisión.
Sin embargo, estos galardones, que en ocasiones llegaron a competir en impacto y eco con los Óscar, se asoman ahora al abismo.
UNA CRISIS POCO SORPRENDENTE
No se puede decir que el descenso a los infiernos de los Globos de Oro fuera una sorpresa en Hollywood.
Las acusaciones de corrupción y comportamientos muy discutibles de los miembros de la HFPA se habían conocido durante años e incluso fueron motivo de chiste en las propias galas.
Entre otras prácticas de dudosa ética, los votantes de los Globos de Oro se aprovechaban de fabulosos viajes y regalos de lujo a cargo de los estudios, cadenas televisivas y plataformas de «streaming».
En este sentido, mucha gente conectó las polémicas nominaciones para la comedia «Emily in Paris» del año pasado con una visita que miembros de la HFPA hicieron a París por cortesía de la serie y que incluía estancias en un hotel de 1.400 dólares la noche.
El diario Los Angeles Times fue el que reveló los entresijos de este viaje y el que dio a conocer otro escándalo: que entre los 87 miembros de la HFPA, muchos de ellos jubilados, no había ninguna persona negra.
Estas y otras noticias similares crearon una espiral insostenible y los estudios de Hollywood y el mundo de la televisión dijeron basta.
En cualquier caso, no hay que olvidar que el mal funcionamiento de los Globos de Oro también fue útil durante mucho tiempo para quienes buscaban nominaciones: resulta más fácil convencer a 87 personas de que voten por tal o cual película en los Globos de Oro que hacer lo mismo con los alrededor de 10.000 miembros de la Academia de Hollywood para los Óscar.
Al margen de ello, la HFPA entonó el «mea culpa», invitó a nuevos miembros para aumentar la diversidad y estableció nuevas normas de conducta respecto a viajes o regalos.
Pero la industria del cine y la televisión, con estrellas como Scarlett Johansson y Tom Cruise a la cabeza, no ha cambiado su postura de boicot ante una reforma que fue anunciada en pleno batiburrillo de demandas, dimisiones y cruces de acusaciones entre los integrantes de la HFPA.
PERO, ¿QUIÉN ESTÁ NOMINADO?
El excepcional ruido en torno a la HFPA ha dejado en un plano secundario las nominaciones de este año, que se desvelaron en diciembre a pesar de que desde el cine y la televisión no se hicieron las habituales campañas para conseguir candidaturas.
«Belfast» y «The Power of the Dog», con siete nominaciones cada una, parten como favoritas en los apartados de cine, mientras que «Succession», con cinco candidaturas, es la principal aspirante en las categorías televisivas.
Además habrá muchas opciones hispanas de premio.
En cine figuran «Madres paralelas» de Pedro Almodóvar (mejor película internacional), Javier Bardem (mejor actor dramático por «Being the Ricardos»), Rachel Zegler (mejor actriz de comedia o musical por «West Side Story»), Anthony Ramos (mejor actor de comedia o musical por «In the Heights») y Ariana DeBose (mejor actriz de reparto de comedia o musical por «West Side Story»).
También aparecen Alberto Iglesias (banda sonora de «Madres paralelas»), Germaine Franco (banda sonora de «Encanto») y «Dos oruguitas» (canción de «Encanto» escrito por Lin-Manuel Miranda).
Inspirada en Colombia, «Encanto» optará al premio a mejor película de animación, «King Richard» (dirigida por el latino Reinaldo Marcus Green) es candidata a mejor cinta dramática, y «Tick, Tick… Boom! (dirigida por Lin-Manuel Miranda) está nominada como mejor título de comedia o musical.
En la pequeña pantalla aparecen Óscar Isaac (mejor actor de serie limitada por «Scenes from a Marriage») y MJ Rodriguez (mejor actriz de serie dramática por «Pose»).
David Villafranca