Berlín, 22 feb (EFE).- La Berlinale entra en su penúltima jornada de competición con "Mé el Aïn" ("Who Do I Belong To) de la tunecina Meryam Joobeur, un filme que parte del trauma de una familia tras la marcha de sus hijos para unirse al Estado islámico para romper estereotipos y hablar de las diferentes formas de amor y la construcción de la identidad.
En una rueda de prensa, la realizadora explicó que la pregunta de "a quién pertenece mi vida" es central en la película y tiene mucho que ver con su reflexión acerca de la forma en que construimos la identidad, desde las cosas más simples hasta las más complejas.
"A veces, cuando nos aferramos demasiado a una etiqueta, si esa etiqueta se cuestiona, toda nuestra identidad se desmorona", señaló.
En el caso de los personajes de la película, sobre todo la madre, el padre y uno de los hijos que regresa se aferran a ciertas partes de su identidad, este último hasta tal punto que "es capaz de dejarse seducir por algo terrible", señaló.
Así, lo que se pregunta la realizadora es "si quitamos todas estas etiquetas, quiénes somos y qué esencia queda".
Aïcha, que tiene el don de los sueños proféticos, vive con su marido Brahim y sus tres hijos en una granja en el norte de Túnez y la vida de la familia da un vuelco cuando los dos mayores, Mehdi y Amine, se unen a las filas del Estado Islámico.
Unos meses más tarde, Mehdi regresa a casa con la que dice ser su mujer, Reem, embarazada, cuyo niqab y silencio inquietan profundamente a Brahim, mientras Aïcha los acoge y busca protegerlos a toda cosa.
El regreso de Mehdi desencadena, además, extraños acontecimientos en el pueblo pero Aïcha, obsesionada con proteger a su hijo, apenas se da cuenta del creciente temor de la comunidad.
Según la actriz Salha Nasraoui (Aïcha), aunque el aspecto del trauma es importante, el filme habla sobre todo de las diferentes formas del amor y también de la rabia que acompaña a ese amor.
En el caso de Aïcha, es como si tuviera prohibido amar a sus hijos por lo que han hecho y como madre, está muy conmocionada y decepcionada porque simplemente desaparecieron y de repente, de la nada, reaparecieron, pero quizás sienta más rabia consigo misma que con su entorno, agregó.
Por otra parte, Joobeur afirmó que para ella "la curación es en realidad la aceptación del dolor", porque "cuanto más intentamos huir del dolor o de las emociones negativas, más nos consumen", señaló.
Para el actor Mohamed Hassine Grayaa (Brahim), en muchos casos los padres esperan demasiado de sus hijos, se trata de esta expectativa excesiva, y hay una ruptura entre los padres y los hijos, aunque no tiene que ser solo de la forma que se ve en la película.
El filme lo que busca son las raíces del problema, "las verdaderas profundas razones de esta rabia, de este amor", añadió.
En este que es su primer largometraje, inspirado en su corto "Brotherhood", la realizadora ha querido crear casi un "efecto cebolla", dice, para ir quitando capas.
Así, lo que piensa el espectador de la historia está siendo constantemente desafiado y en cuanto a lo que piensa de los personajes y acerca de lo que va a pasar, siempre hay una capa que se cae.
En este sentido, afirmó, solo quería "romper los estereotipos" de lo que el espectador pueda suponer de lo que una familia como la del filme estaría viviendo, añadió.
La jornada a competición incluye la película "Vogter" ("Sons"), del danés de origen sueco Gustav Möller, mientras que el filme nepalí "Shambhala", de Min Bahadur Bham, será el encargado de cerrar el viernes la contienda de los veinte aspirantes al Oso de Oro.
Por: EFE