El Consejo de Estado resolvió que el Estado colombiano es el responsable de la tortura psicológica, las amenazas, exilios, interceptaciones ilegales y la persecución a la periodista de investigación Claudia Julieta Duque y su familia, por parte del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en el periodo comprendido entre 2001 y 2010.
Claudia Julieta Duque comenzó a ser intimidada, acosada, amenazada y vigilada desde 2001 cuando empezó a investigar el asesinato del periodista Jaime Garzón y encontró que agentes del DAS estarían involucrados en el crimen.
De acuerdo con la organización de derechos humanos Front Line Defenders, Claudia Julieta Duque, el Gobierno colombiano le ofreció protección y seguridad a la periodista, pero sus guardaespaldas la estarían espiando, informando al DAS sobre sus actividades y acusándola de cosas que no hacía. Por su integridad, la investigadora tuvo que salir varias veces exiliada del país.
Con respecto al Consejo de Estado, este consideró que las violaciones a los derechos humanos de Claudia Julieta Duque no fueron hechos aislados sino una “cadena de hechos delictivos cometidos durante meses, e incluso años, sin que hubiese existido algún tipo de control efectivo de parte de la institución demandada”.
Incluso, según la sentencia del Consejo de Estado, las pruebas comprobaron que los directores generales del DAS estuvieron directamente involucrados, lo que se configuró como una “falla del servicio frente al control de personal e instrumentos de dotación oficial, los cuales eran utilizados en la comisión de actividades delictivas”.
En cuanto a la repercusión de estas acciones en la vida de Claudia Julieta Duque, se aseveró que le causaron “estrés post traumático crónico con características agudas asociado a manifestaciones ansiosas, depresivas y sicosomáticas”.
No obstante, el Consejo de Estado declaró la caducidad de la acción administrativa en contra del Ministerio del Interior y de la Fiscalía y no le otorgó indemnización por daño a la salud a la hija de Duque.
Por su parte, la periodista contó que al conocer la sentencia lloró y pidió espacio a los medios para asimilar la noticia, así como agradeció a quienes la apoyaron en las últimas dos décadas, desde su familia, hasta amigos, colegas y organizaciones sociales que le salvaron la via con “su solidaridad, afecto, respaldo y acompañamiento”.
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