Hace unos días las buenas noticias en materia económica no paran: el desempleo, la inflación y el precio de los alimentos a la baja, luego de una fuerte temporada que tenía a los colombianos con el bolsillo apretado. Y me quiero detener en el tema de los alimentos principalmente porque lo que ha sucedido, es por decir lo menos, bastante particular.
Luego de que la cadena ARA anunciará la disminución en los precios de más de 200 productos que comercializa en sus tiendas desde el pasado 13 de mayo en categorías de alimentos como huevos, arroz, fríjol, pastas, aceite, chocolate de mesa, leche en polvo y en productos de aseo tanto del hogar como personal, otras marcas se sumaron e iniciaron una competencia por “el precio más bajo”.
Una noticia que por supuesto celebro porque significa que los colombianos y colombianas tendrán mejor rendimiento de su dinero y en consecuencia aumentará la capacidad de consumo en el país.
Sin embargo, aunque es entendible que las leyes del mercado se rigen por oferta y demanda, y que la competencia hace que los precios suban o bajen, vale la pena hacerse la pregunta de si nos encontrábamos ante una especie de cartel de los alimentos, una práctica conocida en nuestro país, recordemos por ejemplo el caso del cemento o de los pañales.
Me explico, en los casos de los carteles mencionados, las empresas implicadas incurrían en una conducta concertada, continuada y coordinada para fijar artificialmente el precio de los productos y además se repartían las zonas o mercados en el que trabajaban para su propio beneficio.
Ahora bien, surgen muchas preguntas, ¿será que algunos supermercados estaban haciendo lo mismo?, ¿por qué hasta que una cadena hizo el anuncio las demás no lo hicieron?, ¿estaban apretando a los colombianos como una conducta concertada?, ¿estaban especulando con el precio de los alimentos?, ¿se repartían las zonas donde podían ingresar y así limitaban la oferta para los colombianos?
Este momento de país requiere que tanto gobierno, empresarios y ciudadanía estemos en la misma línea, que todos rememos para que nuestras potencialidades den frutos para el crecimiento y seamos esa potencia mundial que tenemos la capacidad de ser. Y por supuesto, espero que sigan las buenas noticias para nuestro país y especialmente para aquellos colombianos que trabajan en el día a día para llevar a su casa la comida.
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