La línea del matrimonio indica el número de relaciones serias en la vida. La línea del matrimonio se origina cerca del Monte de Mercurio, esta inclinada.
La unión en pareja, el amor, la pasión, la respuesta, el desengaño, la frustración, el dolor por el cambio, la resignación, la renuncia, la ilusión del volver a empezar, todo ello esencial para seguir caminando en este itinerario fascinante que mueve nuestra vida y que son los sentimientos, queda marcado en una simple y muy pequeña línea horizontal.
Es un trazo que no mide más de un centímetro o quizás no llegue a ello, situada en el canto de la mano y que se adentra en el Monte de Mercurio encima de la Línea del Corazón.
Hay que dar el justo valor a todos los detalles de la mano, hasta los más ínfimos, pues el conjunto de todos nos dará una correcta información, pero no olvidemos nunca el actuar con cautela.
Tengamos pues en cuenta que la línea del matrimonio, parece insignificante y escasa pero tiene gran relevancia en materia de romances.
La línea del matrimonio bien marcada, de color rosado, que no presenta marcas especiales, significa un buen momento en nuestra relación sentimental actual. Podemos asegurar que hemos encontrado la pareja ideal.
Si la línea del matrimonio tiene un final con tendencia ascendente, cuidado, nos manda el mensaje de que necesita más ilusión, euforia, entusiasmo, variedad, algo nuevo, empieza a aburrirle la monotonía.
Y si la línea del matrimonio tiene un final con tendencia descendente, cuidado, también tiene su mensaje, desilusión, apatía, decepción, desencanto, y un posible principio del fin.
La misma línea del matrimonio, apagada, sin color, nos informa de una pauta de espera indefinida por falta de interés, la marca esta latente, pero no ha llegado aun la ocasión de iniciar una relación.
Puede existir también una línea del matrimonio doble, que nos avisa bien que estamos comparando la presente relación con otra anterior, que nos esta poniendo a prueba una elección, o que estamos jugando con ambas a la vez.
Para dar más claridad a esta situación, conviene valorar si estas dos líneas son iguales, bien marcadas, que una sea más insignificante que la otra, en cuyo caso la elección es clara o que una esté muy marcada y la otra no, cuya elección hace tiempo que está decidida, pero ha dejado su huella.
El cruce de una pequeña línea vertical nos avisa de un desengaño amoroso que nos produce sufrimiento, no es una decepción, es algo más fuerte. Y si después de una, hay, dos, tres, cuatro y varias que no nos deja ver la línea rosada, bien marcada del principio, estamos en el final de la relación, el rompimiento, la tristeza y el dolor, el decir adiós al amor que se escapa, la nada.
Hay que ir dejando pasar los días, las semanas, los meses, los años y lentamente reaparecerán otras primaveras que nos traerán savia nueva, otros veranos, el calor de la pasión, otoños con su callada calma e inviernos que aportaran la serenidad y el reposo necesario.
Nuevamente volveremos a empezar y nuestras manos seguirán allí, fieles testigos, con sus marcas, sus delatadoras marcas y allí nos esperará la madre naturaleza que con su sabiduría nos seguirá ofreciendo una nueva oportunidad.
Con información de enbuenasmanos.com
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