El 14 de abril, la policía de Malini, Kenia, encontró los restos de cuatro personas en un bosque de 300 hectáreas, los cuales eran seguidores de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, dirigida por Makenzie Nthenge, quien había instado a los seguidores a ayunar para “conocer a Cristo”.

Sin embargo, el hecho no acabó ahí, ese mismo día se encontraron a otras 11 personas que fueron rescatadas y hospitalizadas. Desde entonces se han hallado muchos más cuerpos.

Según el jefe de la Policía, Japhet Koome, el 24 de abril informó que la suma total de muertos es de 58 personas. A la tragedia se le suma la presencia de cuerpos sin vida de varios menores de edad.

Las labores de búsqueda de estos seguidores siguen dentro del bosque.

El 22 de abril, se encontró una mujer que se negó a alimentarse. La mujer “rechazó absolutamente los primeros auxilios y cerró con fuerza la boca, negándose a comer y quiso continuar su ayuno hasta la muerte”, dijo Hussein Khalid, miembro de Haki Africa, organización que alertó a la policía sobre las actuaciones de la iglesia.

El responsable de este genocidio

Makenzie Nthenge, era un pastor de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, quien ya tenía antecedentes penales por haber convencido a niños a no ir a la escuela, debido a que la educación “no estaba reconocida por la Biblia”.

El pastor fue detenido en marzo después de que se descubriera que él fue la razón por la que dos niños muriera de hambre. Después de pagar una fianza fue liberado.

Nthenge se entregó a la policía, después de los hallazgos de los cuatro cuerpos. Ahora está detenido desde el 15 de abril y comparecerá ante un juez el 2 de mayo.

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Melissa Noreña

Comunicadora social de la universidad Eafit con énfasis en Comunicación Transmedia y Participación de Audiencias.

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