Asesinan a cuatro niños indígenas que huyeron del reclutamiento forzado de las Farc. La extorsión está disparada. Atentaron con explosivos contra una mina en Buriticá. Los homicidios van en aumento y las disputas de los grupos armados por los territorios han alcanzado niveles sin precedentes. Y la lista sigue…

Colombia va mal y no es que lo digamos solo quienes nos encontramos en una orilla contraria al gobierno actual, sino los hechos, los datos, la evidencia del dominio de la ilegalidad en todo el país y de la incapacidad del Presidente Petro para actuar y ejercer sus funciones con responsabilidad, no con demagogia y medias tintas.

El país merece salir de este bucle infinito, de ese espiral de violencia que nos ha enredado por décadas y que nos pone de manifiesto a diario una realidad palpable y dolorosa del país en el que vivimos y a aquello a lo que parecemos estar condenados.

Para cambiar el presente tenemos una oportunidad en octubre. Las elecciones regionales pueden convertirse en la excusa perfecta para empezar la transformación y elegir líderes comprometidos con la seguridad, la justicia y el desarrollo del país. Líderes al frente de las riendas de sus departamentos y ciudades que trabajen 24 horas al día por solucionar los problemas y no que se la pasen de vacaciones o buscando excusas para irse de viaje. Necesitamos liderazgos responsables, realmente comprometidos y con capacidades para abordar desafíos.

No es tiempo de conformarnos con discursos vacíos que terminan en promesas incumplidas. Ya estamos padeciendo lo que algunos creyeron era el cambio para Colombia y que resultó, ni siquiera ser más de lo mismo, sino peor. Estamos siendo testigos de un gobierno sin norte, lleno de anuncios que copan los titulares de prensa, pero sin hechos notorios. Sin embargo, quienes están al margen de la ley se han envalentonado ante la falta de respuesta del Estado y hoy pareciera son los que controlan lo que pasa en el país, mientras el Presidente redacta sus mensajes para Twitter.

Las regiones de Colombia necesitan ser gobernadas por líderes comprometidos con la seguridad ciudadana, la lucha contra la corrupción, la protección de los derechos humanos y el desarrollo sostenible.

La transformación de Colombia no será fácil ni rápida, pero es imprescindible. Requiere un enfoque integral que aborde tanto las causas estructurales de la violencia como las necesidades inmediatas de las comunidades afectadas. Es fundamental fortalecer las instituciones y combatir la corrupción, porque si la plata no se la roban, alcanza para solucionar los problemas a los que nos enfrentamos, el más importante de ellos, el hambre.

La responsabilidad recae en todos nosotros como ciudadanos. Debemos informarnos, participar activamente en la vida política y ejercer nuestro derecho al voto de manera consciente. No podemos permitir que la apatía o el miedo nos paralicen.

La transformación de Colombia está en nuestras manos. Aprovechemos esta oportunidad que nos brindan las elecciones regionales para sentar las bases de un país que supere la violencia y abrace una paz real.

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Redacción Minuto30

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