La xenofobia es un mal que llegó a las aulas de clase de Colombia, en donde actualmente hay 190.942 menores de edad venezolanos inscritos en el sistema educativo, para cuya atención se han invertido 160 millones de dólares este año.
«Hay ciudades en donde el principal reto educativo es la xenofobia porque existe una resistencia hacia los venezolanos debido a que tenemos una población con necesidades básicas insatisfechas, que vive en condiciones de pobreza extrema», indicó la viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media de Colombia, Constanza Alarcón.
El pasado 1 de agosto el Gobierno colombiano informó que en el país se han radicado más de 1,4 millones de venezolanos.
De esa cifra, 732.390 tienen documentos que les permiten estar en Colombia legalmente y 665.665 están como «irregulares» porque superaron el tiempo de permanencia o han ingresado sin autorización.
Según Alarcón, «en julio de 2019 había 190.942 menores venezolanos inscritos en el sistema oficial de matrículas de Colombia, que representan un incremento frente a los 34.000 niños que había registrados en noviembre de 2018».
Para la funcionaria, que participa en la ciudad colombiana de Cali (suroeste) en el «Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación-Todas y Todos los Estudiantes Cuentan», el flujo migratorio proveniente de Venezuela evidencia aún más las brechas sociales que hay en Colombia.
«Cuando uno analiza el acceso a servicios públicos, empleo, salud y educación queda claro que son aspectos que se han visto afectados en Colombia por la llegada de venezolanos y eso genera resistencia por parte de algunos grupos poblacionales», comentó.
Por ello, a pesar de que el Gobierno nacional ha destinado solo en 2019 unos «160 millones de dólares para atender a ese grupo de niños», Alarcón aclaró que es preciso reconocer que «abrir espacios de inclusión educativa para los menores de Venezuela ha sido una tarea difícil».
Para avanzar en ese aspecto y evitar que la xenofobia se expanda en las escuelas y colegios colombianos, se ha empezado a capacitar a los profesores con el objetivo de que sean gestores de los procesos de inclusión, tema central del foro organizado por la Unesco, el Ministerio de Educación de Colombia y la Alcaldía de Cali.
Otra dificultad latente con la que se han encontrado los docentes es el estado psicosocial de los menores, la mayoría de los cuales presenta traumas por el desarraigo que han sufrido no solo de su país de origen sino de sus propias familias.
«Muchos de estos niños tienen dividido su núcleo familiar y si a ese dolor le sumamos el ser víctimas de acoso escolar y xenofobia nos encontramos con una situación dura que afecta la salud mental», sostuvo la viceministra.
Para prevenir este tipo de conductas «hoy en día la labor de los educadores colombianos consiste no solo en garantizar a los estudiantes venezolanos el acceso a la capacitación sino en fomentar la aceptación dentro del aula de clase», agregó la vocera.
En la lista de desafíos figura también la nivelación escolar porque los sistemas educativos de los dos países presentan exigencias distintas en cuanto a logros y competencias.
Sin embargo, poco a poco se ha tomado conciencia en los planteles de que es fundamental respetar el ritmo individual de aprendizaje y crear un plan de trabajo entre alumno y maestro.
Con esas adaptaciones a las circunstancias migratorias actuales se pretende que los niños venezolanos que llegan a Colombia accedan, sin excusas, a la educación y aprovechen el hecho de que no se les exige documento de identidad ni pago alguno como requisito.
El «Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación-Todas y Todos los Estudiantes Cuentan», considerado el encuentro más importante del sector en el mundo, comenzó ayer en Cali y se extenderá hasta mañana.
La actividad cuenta con 600 representantes de Gobiernos, profesores y ONG de 40 países y se constituye en un espacio de debate e intercambio para promover políticas y prácticas inclusivas en materia de educación. EFE