Ante el coronavirus, cooperación entre países y sociedades, recomienda el matemático estadounidense-israelí Robert Aumann, premio Nobel de Economía, en una entrevista con Efe desde su confinamiento en Jerusalén.
La pandemia mundial «puede observarse desde el punto de vista de una situación de teoría de los juegos», cuya profundización valió a este matemático el galardón sueco en 2005.
COOPERACIÓN ANTE EL ENEMIGO COMÚN
En la crisis actual, considera, «puede ser en ocasiones beneficioso para una persona salir a la calle, hacer una visita prohibida por las normas. Pero, aunque la persona puede pensar que beneficia, hay que pensar que lo que hace tiene una dimensión social, ya que se pone en peligro a los demás».
La pandemia «necesita de acciones colectivas» y que «seamos conscientes de ser parte de un colectivo mayor, que hace que no sigamos solamente nuestras propias preferencias, sino tener en cuenta que lo que hacemos puede impactar negativamente a otras personas».
«Es un problema que la teoría de los juegos afronta en muchas situaciones, donde la acción colectiva es beneficiosa para todos los que forman parte del colectivo, pero hay individuos que pueden sentir que estarán mejor si no siguen la acción colectiva», lo que obliga a «diseñar actuaciones» para que no lo hagan.
«La cooperación siempre es buena cuando el objetivo es común. En esta situación hay un enemigo común» y por ello «los gobiernos deben ayudarse, con equipamiento, con información y conocimiento. No se puede ganar nada de no compartir información o equipos».
Las matemáticas, explica, «son solo una herramienta que nos ayuda a pensar con lógica». Y, desde un punto de vista lógico, en esta situación debemos colaborar, debemos compartir información, dar cifras correctas, «los modelos de teoría de los juegos, apoyan esta conclusión».
OPTIMISTA ANTE LA PANDEMIA
Aumann, con fuertes creencias religiosas judías, se reconoce optimista porque considera que esta «es la primera vez que se hace frente a una pandemia con acción gubernamental mundial. En las pandemias previas, como la gripe de hace cien años, no hubo acción común gubernamental y murieron millones de personas. Tampoco ocurrió con el SARS o con otras», reflexiona.
Ahora sin embargo, «los gobiernos están tomando medidas y dictando a la gente qué debe hacer de forma concertada y orquestada. Son los gobiernos, no la ONU, los gobiernos individuales, los que están diciendo que haya que quedarse en casa y regulando quién puede salir».
LAS MATEMÁTICAS AYUDAN
Aumann cree que las matemáticas ayudan, «no están aisladas del mundo. Las matemáticas no son más que situaciones lógicas y difíciles, y eso es lo que tenemos aquí».
De hecho, cree que Israel «lo está haciendo bien -con menos de 200 muertos- porque el gobierno se está basando en modelos matemáticos para saber qué pasa y qué hay que hacer», y decidir en la tensión entre medidas de prevención sanitarias y la activación de la economía.
La desescalada, reconoce, «es muy complicada», y la cuestión no es «cuántos pueden volver a trabajar y cuántos no, sino decidir quiénes pueden y quiénes no pueden, y cómo de relevantes son para hacer avanzar la economía».
LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL
Este profesor del Centro para el Estudio de la Racionalidad de la Universidad Hebrea reconoce que la situación actual es «muy incierta», pero se deja de nuevo llevar por el optimismo:
«Aunque muchos creen que vamos a tener este problema un año o incluso más, el instinto me dice que este no va a ser el caso. Creo que esto pasará en dos o tres meses. Y entonces la economía mundial se empezará a florecer, como suele hacer después de una crisis de un tipo u otro».
«Si te preocupan tus inversiones, creo que es momento de invertir, cuando el mercado está relativamente bajo, porque creo subirá cuando la enfermedad empiece a decaer», anima.
Tampoco prevé grandes cambios en el panorama mundial, aunque afirma que se ha puesto en evidencia que hay en el mundo un problema de fiabilidad porque gobiernos, como el de China, no fueron claros en un primer momento con lo que estaba pasando: «No es un problema de un gobierno, sino de una cultura de tapar las cosas que creció en estados no democráticos y que hoy puede ser parte del problema».
Aumman cree que esta crisis «es un recordatorio de que la ciencia no puede hacerlo todo» y pone en evidencia «la fragilidad de los seres humanos».
«De alguna manera, pese a los tremendos avances científicos de los últimos cien años, y más aún de los últimos 50 años, y de los últimos 20, a pesar de todo ello, el mundo se enfrenta a este problema científico, para usar una frase colorida, con los pantalones bajados», reflexiona gráficamente.
«Quizás cuanto más invirtamos en ciencia, mejor, pero esto ilustra que la ciencia, no importa cómo de avanzada sea, no puede resolver estos problemas» de antemano, «la ciencia se encuentra impotente» hoy porque «no puede lograrlo todo».
Insiste en su optimismo y recuerda que «hace un siglo la gripe se llevó millones de vidas y ahora no hablamos de millones, si no de una magnitud de la décima parte de lo que vimos hace cien años. El mundo superará este problema desde el punto de vista sanitario y económico, y, cuando la enfermedad se ralentice, se recuperará muy rápidamente».
EFE