La pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto directo en la economía británica al retroceder el producto interior bruto (PIB) el 2 % en el primer trimestre del año, la mayor caída desde 2008 y señal de que Reino Unido va camino de la recesión.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, en inglés) informó este miércoles de que el PIB sufrió una contracción del 2 % entre enero y marzo frente a los tres meses anteriores.
El descenso fue pronunciado en marzo -del 5,8 %- por la introducción de las medidas de confinamiento para contener la propagación del coronavirus.
El ministro británico de Economía, Rishi Sunak, anticipó hoy, en unas declaraciones a la BBC, que es «muy probable» que el país afronte una «recesión significativa» este año por la COVID-19.
«Una recesión es definida en términos técnicos como dos trimestres de reducción del PIB. Hemos visto uno ahora con solo unos días de impacto (en marzo) por el virus, así que es muy probable que la economía del Reino Unido afronte una recesión significativa este año», afirmó Sunak.
Tras conocerse el primer impacto de la pandemia en este área, el índice general FTSE-100 de la Bolsa de Valores de Londres bajaba 71,79 puntos, el 1,20 %, hasta situarse en 5.922,98 enteros.
En comparación con el mismo trimestre del año anterior, el PIB retrocedió el 1,6 % entre enero y marzo de 2020, la mayor caída desde el cuarto trimestre de 2009, según los datos de la ONS.
Según ese organismo, hubo una alteración generalizada de la actividad económica en el primer trimestre, sobre todo porque el sector servicios, pulmón económico del Reino Unido, descendió el 1,9 %, aunque los de la industria y la construcción también sufrieron una contracción, del 2,1 % y el 2,6 %, respectivamente.
El consumo de los hogares retrocedió el 1,7 % entre enero y marzo, la mayor disminución desde el cuarto trimestre de 2008, cuando el país atravesaba una profunda crisis financiera.
La ONS admitió hoy que afrontó una serie de «desafíos» para hacer este cálculo del PIB debido a la alteración de la actividad económica y la aplicación de las medidas establecidas por el Gobierno para hacer frente a la crisis de la COVID-19.
El 23 de marzo, el primer ministro británico, Boris Johnson, dispuso la permanencia de la población en sus hogares, aunque se autorizaron las salidas sólo para hacer ejercicio físico diario, comprar comida o fármacos o ayudar a personas vulnerables.
El experto en estadísticas de la ONS Jonathan Athow señaló que, «con la llegada de la pandemia, casi todos los aspectos de la economía resultaron afectados en marzo».
«Los servicios y la construcción registraron descensos récord en el mes, con la venta de coches y (la actividad en los) restaurantes con caídas considerables», indicó Athow.
No obstante, sectores como el informático, el farmacéutico o la venta de productos de limpieza registraron alzas, añadió.
Como medida para apuntalar la economía, el Banco de Inglaterra mantiene los tipos de interés en el 0,1 % y también el programa de alivio cuantitativo, de compra de deuda pública y privada, cifrado en 645.000 millones de libras (741.000 millones de euros).
A finales de marzo, el banco emisor inglés había bajado el precio del dinero del 0,25 % al 0,1 % ante la profundización de la crisis, y llegó a estimar que el PIB puede contraerse hasta el 25 % en el segundo trimestre (abril a junio) por el parón económico.
Además, la entidad no descartó que la tasa del desempleo, que actualmente está en el 3,9 %, llegue al 9 % en el segundo trimestre del año por el impacto de las medidas de confinamiento.
Pese a todo, el banco confió en que la actividad económica se reactive relativamente rápido una vez que empiecen a suavizarse las medidas de cuarentena (algo ya dispuesto hoy en Inglaterra) y confió en que la economía se recupere dentro de un año.
Como medida para evitar el colapso del empleo, el Gobierno garantizó en marzo 330.000 millones de libras (376.000 millones de euros) en préstamos a empresas afectadas para que pudieran pagar hasta el 80 % de los salarios de los trabajadores.
Ayer, Suank anunció en el Parlamento que ese programa, que en principio era hasta junio, se extenderá hasta el próximo octubre.
Así, los empleados seguirán recibiendo el 80 % de sus salarios, hasta un máximo de 2.500 libras (unos 2.800 euros), aunque se empezará a pedir a las empresas que «comiencen a compartir el coste» de este plan a partir de agosto.
EFE