A cuatro de meses de terminar su periodo en la Alcaldía de Medellín, Daniel Quintero, ha logrado hacer historia como el mandatario, que más se ha acercado a construir un modelo de ciudad del futuro, basado en dignidad y derechos para todos los ciudadanos. Su administración marca una clara ruptura entre el antes de guerra, corrupción, narcotráfico y parapolítica que gobernó la ciudad, con un presente de inversión y justicia social, innovación, ciencia y tecnología que ha abierto las posibilidades para las nuevas generaciones de florecer en un futuro de dignidad.

La ciudadanía de Medellín decidió apostarle al futuro, abriendo paso a una joven y prominente generación que supo ganarse el favor de la población poniéndose a tono con sus necesidades y en especial, recuperando la política social, económica, ambiental y cultural al alcance de todos y todas. La guerra había salido del programa electoral, por primera vez en treinta años, la población pudo decidir su futuro sin la amenaza del enemigo interno y del terrorismo supuestamente oculto en los barrios y comunas. Medellín volvió a unirse entre sus gentes populares, la barriada, la hinchada, la comuna, el transeúnte, el estudiante, el turista, el ventero. Recuperamos la confianza en lo que somos y soñamos.

Daniel Quintero es un dirigente de soluciones en un mundo de dificultades. Pocas administraciones en el mundo habrían enfrentado colosales retos como los que imponía una pandemia, el confinamiento y desde luego la crisis económica y social que se desataría con el paro productivo a escala planetaria. Un antes y un después de esta realidad marcaría la gestión y la política de los gobernantes del siglo XXI.

La pandemia desató una creciente paradoja: queremos que las jóvenes generaciones estén más cerca del futuro, pero se lo impiden las circunstancias económicas, la situación social, los niveles de desigualdad que persisten en pasado y presente. Sin embargo, el principal impedimento no sólo está en las desigualdades sociales, también en la voluntad política de los dirigentes quienes tienen en sus manos las posibilidades de acelerar o restringir el futuro de las sociedades.

Sin embargo, la sociedad colombiana no solo sufrió la enfermedad del COVID-19, el hambre y la profundización de la pobreza se expandieron rápidamente, no hubo una vacuna eficaz para contener el virus de la indignación social, tan pronto como se pudo entrar en contacto de nuevo entre las gentes, la unión de las carencias crearon el mar ciudadano que se desbordó en las calles de todo el país. Los pobres de antes y los que produjo la pandemia, no aguantaron más la indolencia del gobierno nacional que se burlaba de su tragedia. Colombia estalló.

Medellín en cambio fue la excepción del tratamiento de guerra que se orientó desde el gobierno nacional de entonces contra el estallido social. Convencidos en la potencia transformadora de la movilización ciudadana y en el derecho a la libertad de expresión y la protesta, la administración de la ciudad asumió con un alto espíritu democrático y compresión las razones legitimas expresadas en la calle. Contrario al mal trato a los manifestantes, al mecanismo represivo y criminalizador de la protesta, en Medellín el estallido fue respetado con la plena garantía de los derechos humanos y con una política de paz urbana capaz de interlocutar con los diferentes actores sociales en el conflicto social, comprometidos para buscar soluciones dialogadas y pacíficas reales.

¿Cómo se logró gobernar sin violencia y con paz urbana?

Las claves para enfrentar la coyuntura están en la esencia del proyecto de ciudad de derechos que se propuso desde el inicio de este gobierno, cuya la vitalidad está en una política con principios humanistas y holísticos que sostienen el pilar de la Medellín Futuro. El Alcalde en cambio tradujo el futuro a un presente de dignidad: educarse con garantías plenas, no solo es una posibilidad es también una realidad: 107.000 Computadores Futuro entregados y priorizados a estudiantes de secundaria para una vida escolar rica en conocimientos y aprendizajes, lo constatan.

Avanzamos en la democratización educativa digital, ubicando a los niños, niñas y jóvenes en el centro de escena, aumentando la inversión en contenido educativo digital abierto, gratuito y de calidad.

Acceder a la educación superior dejó de ser una simple promesa de campañas políticas para endulzar el oído del electorado juvenil, se logró cumplirle realmente a la generación que desea conocer, aprender y profesionalizarse: desde el año 2020 más de 41.007 jóvenes han podido acceder de manera gratuita a Educación Superior, en todos los ciclos propedéuticos, generando así la posibilidad de dignificar sus vidas.

En Medellín el hambre está siendo combatida con una política de atención, que en los últimos tres años ha brindado apoyo nutricional a más de 40.200 familias vulnerables con la entrega de paquetes alimentarios. Pasamos de 80 mil a 95 mil niños atendidos que tienen el apoyo institucional necesario para garantizar sus vidas.

Pese a todos los contratiempos y los saboteos que pusieron los enemigos de la transparencia de los recursos públicos y del patrimonio de los ciudadanos, se recuperaron 4.3 billones de la Central Hidroeléctrica Hidroituango y en noviembre de 2022 se puso en funcionamiento oficialmente. Pasaron cuatro años de contingencia sin solución hasta que llegó Daniel Quintero, para que con su gestión directa se resolviera la crisis, se encendiera la primera turbina y se comenzara a generar los 2.400 MW de energía limpia, renovable y de bajo costo que permitirá atender el 17% de la demanda energética del país.

Daniel no mintió cuando prometió obras realizables: se inició la construcción de la tercera línea del metro. Se cumplió el plan de desarrollo: los elefantes blancos de las administraciones pasadas fueron superados por obras materializables: Biblioteca España, 12 sur, Metrocable Picacho, Ciudad del Este, y el mismo Hidroituango. El desempleo bajó a un dígito, los homicidios 40% y la pobreza a mínimos históricos. Se crearon centros del Valle del Software. Medellín se convirtió en un Valle del Software, Distrito de CTI. Hoy es la tercera mejor ciudad para visitar en el mundo.

Medellín Futuro es el proceso de un quiebre entre un pasado autoritario, violento y sangriento de un tipo de proyecto de ciudad usurpada por unos pocos poderosos en pugna y el presente que se disputa la recuperación de un territorio digno para todos los que la habitan, sin exclusiones de ninguna índole, amable con su gente y dispuesta a garantizar en la vida individual y colectiva los derechos humanos. ¡No arriesguemos el futuro que hemos logrado construir, avancemos!

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Redacción Minuto30

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