Hablar de la realidad del tráfico de la flora y fauna silvestre de Antioquia y del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, es comenzar diciendo que Colombia es uno de los países del mundo con mayor riqueza de recursos naturales, posee el 10% de la flora y fauna mundial, el 20% de las especies de primates de América tropical, el primer país con mayor diversidad de aves, el cuarto en mamíferos, el tercero en reptiles, el segundo en anfibios, y según investigaciones nos acercamos al primero en insectos. Cada año son cientos de los ejemplares de fauna y flora silvestre extraídos de su habitad natural, generando un desequilibrio a los sistemas y convirtiéndose en una de las mayores amenazas para las especies protegidas y la biodiversidad del territorio. Se estima de acuerdo al denominado libro rojo, rigurosa publicación de compendios de conocimiento biológico y ecosistémico, que 1.200 especies faunísticas están amenazadas en el país; 798 de flora, las cuales, 264 en peligro crítico de extinción y 4.812 de fauna y flora silvestre son objeto de comercio en Latinoamérica según el CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
En Antioquia y en el Valle de Aburrá se ven afectadas por el tráfico ilegal 234 especies de aves, 76 de mamíferos, 27 de reptiles y 9 de anfibios, las fuentes son el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y CORANTIOQUIA. Entre las más traficadas en el departamento de Anquioquia son la tortuga palmera, las guacamayas, los loros frente amarillos, los loros frente azul, el perico real, la cotorra carisucia, la culebra morrona, el cangrejo azul, el perico bronceado, entre otras especies.