Delirio, un espectáculo musical que fusiona salsa y circo y cuenta con 300 artistas, ha comenzado a conquistar el mundo desde la ciudad colombiana de Cali, después de muchos años de triunfos en su propia tierra.
Este éxito indiscutible de la industria cultural colombiana nació en 2006 de la mano de Andrea Buenaventura, una administradora de empresas, especialista en imagen y mercadeo y experta en turismo, pero sobre todo acreedora de «un profundo sentimiento y arraigo de ser caleña», según confesó en una entrevista con Colombia.inn.
Su visión le permitió construir un espectáculo sin igual en un entorno muy particular: una gran carpa con aforo para más de mil espectadores a la que se accede a través de una alfombra roja muy tropical y salpicada de guiños hollywoodenses.
Cuando el visitante llega a Delirio su primera sorpresa es toparse con Héctor Lavoe, mejor dicho, con un actor que caracteriza a la gran voz de la salsa; luego pasa a la cata de licores para recorrer llamativos puestos donde puede comprar recuerdos y tomarse fotografías en un espacio lleno de fantasía, luces y color.
Eso ocurre mientras los 150 artistas que en promedio suben al escenario, entre bailarines, acróbatas, equilibristas, contorsionistas y músicos, se maquillan y visten con brillantes trajes entre bambalinas.
Todo funciona a la perfección, no hay detalle fuera de control. El resultado es un espectáculo de más de cuatro horas que termina entrada la madrugada, en el que las estrellas son los campeones mundiales de la salsa.
«Cali tiene una relación íntima con el baile de la salsa, estamos hablando de cerca de 40 años atrás, una ciudad pluriétnica y multicultural que recibe todas esas influencias de Nueva York, Cuba y Puerto Rico», aseguró Buenaventura.
En definitiva, una ciudad con «una enorme base de artistas». Delirio reúne bailarines, músicos y artistas circenses de todas las edades, de todos los estratos sociales, de tez morena y blanca en la misma proporción, una mezcla que tiene como denominador común la pasión por la salsa y que ya ha recorrido parte del mundo.
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Tras una gira por Colombia, al poco de su nacimiento, la compañía viajó a Ecuador, después a Panamá, España, Francia, Inglaterra, Holanda, China, El Salvador, y más recientemente a Rusia, Kazajistán, Mongolia y Azerbaiyán.
«Ya llevamos siete años de largos viajes y de muchas satisfacciones», apuntó Buenaventura.
«Delirio tiene como característica principal la innovación», según Buenaventura, por muchas razones, entre otras por «el deseo permanente de sorprender al público» y por su modelo de negocio, que no solo se basa en la venta de entradas y bebidas, y en las giras nacionales e internacionales.
La compañía organiza «delirios» para empresas privadas y ha implicado al sector privado, que «considera de manera muy acertada que aliarse a Delirio, que refleja la caleñidad, es un éxito para sus ventas», argumentó.
Delirio trabaja con cuatro escuelas de salsa que les proporcionan los bailarines, a quienes después prepara, forma y les da la oportunidad de triunfar en escenarios de todo el mundo.
Buena parte de los artistas de Delirio provienen de barrios deprimidos de Cali, de comunas donde las oportunidades laborales escasean y donde los niños y los jóvenes adoptan el baile como forma de vida.
Delirio tiene un promedio de 28 representaciones anuales, entre ellas la obligada del último viernes de cada mes en su carpa caleña, a las que se suman las giras y los espectáculos privados.
«Nuestra obsesión, nuestra razón de ser, es la constante innovación y para eso tenemos un sistema muy interesante de creación colectiva, con 18 coreógrafos, cuatro directores de escuela, uno de circo y un director de orquesta», relató Buenaventura para concluir que Delirio «es un proyecto de innovación permanente». Cali (Colombia), 22 jul (EFE) | Esther Rebollo