La Habana, 12 ago (EFE).- La profunda crisis económica, agravada por la pandemia y las endurecidas sanciones de EE.UU., fue el principal detonante de las protestas ciudadanas de hace un mes en Cuba, donde muchos optan por vender sus casas con «todo adentro» y buscar una vía de escape a otro país.
Los anuncios de inmuebles en redes sociales se han multiplicado en los últimos meses con un factor común: se dejan amueblados, equipados y, a ser posible, se pagan en dólares en efectivo.
Jóvenes como Yadira han optado por vender sus casas para partir rumbo a Estados Unidos «en cuanto abran el aeropuerto». Ella cuenta a Efe que con el dinero de la venta de su pequeño apartamento ubicado en el municipio habanero del Cerro materializará una decisión postergada por años: irse de Cuba.
«El transporte público está malo, comprar comida es una odisea, mucho menos pienso en parir ni casarme porque como dicen, ‘el que se casa, casa quiere'», dice, por su parte, Ana María, de 36 años, que ha postergado su propósito de formar una familia en el país que la vio nacer.
A su lado, su esposo -que pidió el anonimato- ha valorado la posibilidad de irse «vía selva» atravesando los países centroamericanos a merced de los «coyotes», como se conoce a los traficantes de inmigrantes ilegales.
REPUNTE DE BALSEROS
Otros optan por la vía más directa y arriesgada: el mar.
El diario oficial Granma publicó en junio a dos partes el artículo «El mar no perdona», que narra la traumática experiencia de 23 cubanos que el 2 de marzo de 2021 salieron ilegalmente del país por la provincia Villa Clara (centro). La aventura se saldó con un naufragio en Bahamas y cinco desaparecidos, incluidos dos niños.
Esos cubanos pagaron 10.000 dólares en efectivo para montarse en lanchas rústicas rumbo a las costas de la Florida, según el medio estatal.
Del otro lado del charco, las autoridades estadounidenses también han alertado por diversas vías del aumento de cubanos que siguen tirándose al mar.
Desde el 1 de octubre de 2020, la Guardia Costera de EE.UU. ha interceptado en el mar a 536 cubanos en comparación con los 49 de todo el año fiscal de 2020.
A su vez, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. confirmó que 35.738 cubanos intentaron cruzar las fronteras terrestres de ese país durante los primeros cinco meses de este año, en comparación con los menos de 20.000 que lo hicieron en los 12 meses anteriores.
En lo que va de 2021 han sido devueltas a Cuba más de 500 personas, según datos del Ministerio del Interior de La Habana.
El Gobierno cubano atribuye esta subida al incumplimiento de EE.UU. de entregar 20.000 visas anuales, la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano de 1966 -que permite a los cubanos solicitar la residencia permanente en EE.UU. al año y un día de permanecer en ese país-, y el reforzamiento del embargo financiero y comercial.
La suspensión del procesamiento y otorgamiento de visas de inmigrante y de no inmigrante en el Consulado estadounidense en La Habana y el traslado de estos trámites a terceros países ha fomentado asimismo las salidas ilegales, denunció también.
EE.UU. redujo al mínimo la actividad y el personal de su Embajada en La Habana y desvió los servicios consulares a terceros países después de que en 2017 casi una treintena de sus diplomáticos sufriera unos misteriosos «incidentes de salud» cuyos motivos aún no han sido aclarados.
Aunque han cambiado los métodos y los países de destino, muchos cubanos persisten en lograr su propósito de abandonar su país de origen, aunque para ello deban «vender la casa con todo adentro».
CRISIS ECONÓMICAS Y ÉXODOS MASIVOS
EE.UU. ha sido históricamente el principal receptor de cubanos durante años avalado por la cercanía geográfica (90 millas) y el trato preferencial, por razones políticas, a quienes llegaban ilegalmente desde la isla.
«Desde 1959 el acto de emigrar cobra el significado de abandono de la patria y, por ende, asume grados de estigmatización acordes al inicio del triunfo revolucionario, que se han mantenido hasta el presente», asegura Antonio Ajá, investigador cubano del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales de la Universidad de La Habana.
Declarado enemigo público del proceso revolucionario, EE.UU. estimuló la salida de isleños a través del Programa de Refugiados Cubanos a inicios de los años 60 y la Ley de Ajuste Cubano de 1966, vigentes en la actualidad, añade el experto en su artículo «La emigración cubana. Balance en el siglo XX».
Cada escenario de crisis económica en Cuba se ha saldado con la salida masiva de personas. Así ocurrió en 1965 cuando el entonces presidente Fidel Castro anunció que todo aquel que tuviera un familiar en el extranjero podría irse y dispuso para ello el puerto de Camarioca (Matanzas).
En 1980, más de 125.000 cubanos abandonaron la isla en solo siete meses por motivos políticos y económicos a través del puerto del Mariel -a 55 kilómetros de La Habana- en lo que trascendió en el éxodo masivo más grande hasta el momento.
Catorce años después tuvo lugar la crisis de los balseros, cuando la difícil situación económica del «período especial» en los años 90 y las protestas contra el Gobierno tuvieron la misma respuesta: abrir para que se fuera todo el que quisiera.
Como resultado, más de 30.000 personas cruzaron el peligroso Estrecho de la Florida en precarias embarcaciones, una estampida que obligó a ambos países a acordar canales oficiales para normalizar el flujo migratorio, apunta Ajá.
OBAMA CERRÓ LA PUERTA
El expresidente Barack Obama (2009-2017) cerró la puerta de entrada de cubanos sin permisos legales a EE.UU. el 12 de enero de 2017 al cancelar por orden ejecutiva la denominada política de «pies secos, pies mojados».
La misma permitía a los cubanos que tocaban tierra (pies secos) obtener la residencia permanente un año después de llegar, incluso si lo hacían ilegalmente, mientras que los interceptados en el mar (pies mojados) eran devueltos a la isla.
Obama canceló esa política -adoptada por el expresidente Bill Clinton (1993-2001) en 1995- pocos días antes de abandonar la Casa Blanca en el contexto del proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales con Cuba que incluyó el restablecimiento de vínculos en 2014.
Desde que Obama derogó esa política la Guardia Costera solo interceptó a un centenar de cubanos que intentaban llegar por mar, una cifra muy reducida en comparación con los cerca de 10.000 de 2016.