Chile, Paraguay, Ecuador y Perú son los países en los que la empresa Industria Militar (Indumil) tiene la mira puesta para vender la pistola Córdova, la primera de diseño y fabricación ciento por ciento colombiana.
«Luego de 3 años analizando 11 pistolas calibre 9 milímetros para conocer sus virtudes e integrarlas estamos listos para satisfacer el mercado nacional», dijo a Colombia.inn, agencia operada por Efe, el gerente del proyecto, Edward López.
Para garantizar la calidad de esta arma semiautomática y ambidiestra, en la que fueron invertidos mil millones de pesos (500.000 dólares), se han realizado pruebas de validación con 50 de los tres modelos.
El objetivo de estas demostraciones es que el primer cargamento de 120 unidades destinado al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) supere las expectativas.
Y eso ocurrirá, según el técnico de armamento Javier Farigua, gracias a que la Córdova pesa solo 820 gramos con el cargador vacío y 730 gramos sin él, «lo que la hace más liviana que la competencia».
Juega también a su favor que tiene un alcance de 90 metros, 12 de sus piezas son en polímeros reforzados con fibra de vidrio, cuenta con tres seguros en uno, dispone de miras fijas y ajustables (accesorio adicional), permite el montaje de linterna, posee un proveedor para 9 o 15 cartuchos y ofrece tamaños diferentes.
Por eso se han elaborado varios modelos: «Estándar», pensado para el consumo masivo y con un cañón de 111,7 milímetros; «Táctica», especial con sus 130,1 milímetros para las escuelas de seguridad, oficiales de las Fuerzas Armadas y competidores de tiro; y «Compacta», más corta e ideada para las mujeres (94 milímetros).
Aprovechando estas ventajas, aseguró Farigua, «apuntaremos hacia América Latina, en donde Chile, Paraguay, Ecuador y Perú ya nos compran fusiles Galil».
Aunque el precio del arma se conocerá durante el lanzamiento oficial, programado para este mes de octubre, «sabemos que será más económica y competitiva que las ya existentes porque todo se hace en Colombia», explicó López.
Igualmente, complementó Farigua, «un punto a favor es que la pistola ha superado diferentes pruebas frente a otras armas que importa Indumil y llevamos más de 55.000 disparos sin reportar fallas».
Por ello no es extraño que para los 50 técnicos e ingenieros que trabajan en su realización en la fábrica José María Córdova, ubicada en la localidad de Soacha, al sur de Bogotá, esta herramienta sea la prueba reina del avance que ha logrado la nación en materia de tecnología militar y civil.
Además, «este desarrollo le da autonomía al país, incentiva la investigación y nos permite tener experiencia para seguir innovando», destacó el ingeniero mecánico Edward López. Bogotá, 8 oct (EFE)