Andrés Felipe Ballesteros Uribe de 33 años viajó hace más de cinco años a Dar es-Salam, la capital de Tanzania, pero de inmediato fue aprendido por las autoridades de este país porque según ellos el colombiano iba a ingresar droga. Desde ese día Ballesteros vive en un infierno.
En medio de gritos, Andrés no entendía lo que le decían ni de que lo acusaban, fue ingresado a un calabozo de la inhumana prisión de Keko, de acuerdo el portal Krak.
De manera bárbara lo juntaron con otros 1.600 reos, quienes esperan de un milagro para poder tener un juicio o un proceso justo, allí pasan hambre y sed en realidad están a lo que les puedan llevar sus familiares, relató el medio mencionado. Pero las visitas para Andrés no han sido muy seguidas, pues su hermano Juan Carlos es el único que ha podido viajar, la primera fue a los nueve meses de estar detenido.
“Las sensaciones que le quedaron (a Juan Carlos) en ese primer viaje fueron terribles, no solo por las condiciones deplorables en las que encontró a su hermano menor, sino porque notó desde el primer minuto que en Tanzania la justicia es simplemente inexistente y solo hace parte de la gran cadena de podredumbre y corrupción que permea a gran parte de la sociedad tanzana”, manifestó el mismo portal.
Andrés que ingresó un mes de agosto a la prisión a tenido varios abogados, “cada uno menos diligente que el anterior”, da a conocer Krak. Asimismo, anunció que la embajada de Colombia en Kenia ha tratado de ayudar a la familia Ballesteros, pero sigilosamente ha tenido que actuar para no crear una muralla burocrática de corrupción.
El pasado mes de junio un juez levantó los cargos “debido a las evidentes inconsistencias del caso, entre estas, que en los informes policiales no coincidían las cantidades de droga que supuestamente el sindicado había ingresado a Tanzania” detalló el medio, pero no terminó siendo nada certero.
“Las autoridades policiales que estaban presentes en el juicio le pidieron a Andrés Felipe Ballesteros acompañarlos de nuevo ‘de manera preventiva’, lo que no significaba nada distinto que la fabricación de nuevos cargos y empezar todo desde ceros”, contó el portal.
El motivo del viaje de Andrés era celebrar un año más de vida, pero en Colombia había dejado a su esposa, a una hija de 12 años y a un hijo que en ese entonces tenía apenas 4 meses, del que solo ha podido escuchar su voz telefonicamente por primera vez en junio de este año.
De acuerdo con el medio, la familia se ha aferrado a la iglesia como medio para interceder por la libertad del joven y salir del dramático infierno que lleva por más de 5 años viviendo en África.
Así funcionan las capturas en el aeropuerto de ese país, “les formulan cargos infundados a la espera de que los familiares o las representaciones diplomáticas de los caídos en desgracia paguen fuertes sumas de dinero por la libertad de los encartados”, aseguró Krak.
Pero el colombiano no ha sido el único extranjero, el mismo medio menciona a un griego y un indonesio. Además, Europa Press publicó el caso de un periodista local que también fue víctima de esa ‘trampa mortal’, presumen que el último caso fue en represaría por dar a conocer situaciones que no han gustado al gobierno local.