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China y EEUU acercan posturas en un momento crucial de la negociación comercial


Zhu apunta que esto significa que las negociaciones «han hecho progresos positivos» y que la nueva situación «fortalecerá el diálogo». EFE

«Progresos sustanciales», en eso coinciden el presidente estadounidense, Donald Trump, y la agencia oficial china Xinhua a la hora de calificar las últimas rondas de negociaciones para poner fin a la guerra comercial, aunque por el momento no hay aún detalles respecto a un posible acuerdo.

Eso sí, Trump, que ya dejó caer que se plantearía retrasar el aumento del 10 % al 25 % de los aranceles a productos chinos valorados en 200.000 millones de dólares -fijado para el 1 de marzo- si consideraba que el acuerdo era inminente, anunció el domingo que finalmente lo haría tras una última ronda de negociaciones «muy productiva».

Aunque no se ha oficializado una fecha, expertos como el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nankín Zhu Feng ya hablan de que la prórroga será de 60 días.

En declaraciones a Efe, Zhu apunta que esto significa que las negociaciones «han hecho progresos positivos» y que la nueva situación «fortalecerá el diálogo».

«Aunque no se puede decir que vaya a conducir inevitablemente a un acuerdo que sea mutuamente satisfactorio, demuestra la voluntad de ambas partes de esperar un acuerdo», añade.

Los progresos, según un despacho divulgado este domingo por Xinhua, se registraron en áreas como la transferencia de tecnología, la protección de la propiedad intelectual, las barreras no arancelarias, los servicios, la agricultura y las tasas de cambio de divisas.

No obstante, parece que ambas partes aún tienen importantes divergencias, y el director del Centro de Diplomacia Económica de la Universidad de Fudan (Shanghái), Song Guoyou, afirma al diario oficial Global Times que retrasar la aplicación de los nuevos aranceles refleja que las negociaciones «se acercan a su momento más crucial».

«No se van a retrasar hasta el infinito, así que esta ocasión podría ser la última oportunidad para ambos países», advierte.

Zhu cree que la situación actual no es más que un «tira y afloja» entre Pekín y Washington.

«Estados Unidos exige que China lleve a cabo cambios estructurales en su política industrial, arancelaria y monetaria, pero Estados Unidos no puede cambiar totalmente China de acuerdo a sus propias normas y requisitos. Hay grandes diferencias en la forma en que ambos países operan y gestionan sus economías», explica.

Según este analista, las principales exigencias de Washington pasan por una reducción bilateral de los aranceles para comerciar en «igualdad de condiciones», la no depreciación del renminbi (nombre oficial del yuan, la divisa nacional china) o que Pekín deje de subsidiar a las empresas locales para que las foráneas puedan competir de tú a tú con ellas.

«Aunque ambas partes tengan diferentes puntos de vista, necesitan coordinarse», sentencia.

Zhu no cree que Pekín haya puesto líneas rojas, algo que Song considera incluso necesario: «China necesita poner un límite en cuatro aspectos, que el acuerdo no cambie su sistema político, que no ceda su soberanía económica, que proteja su seguridad nacional y que permita que siga desarrollándose».

El tiempo apremia, como recuerda Song, que evoca la importancia estratégica de un acuerdo para las opciones de reelección del mandatario estadounidense: «A Trump le gustaría solucionar el conflicto comercial antes de las elecciones presidenciales de 2020».

Por la parte china, el experto añade que el objetivo es acabar lo antes posible con la guerra comercial para «eliminar las incertidumbres domésticas e internacionales», en alusión al enturbiamiento que su economía ha registrado en los últimos meses, algo que ha afectado también a unos inversores temerosos por la volatilidad de la actual coyuntura.

Según Trump, si se realizan «progresos adicionales» invitará a su homólogo chino, Xi Jinping, para escenificar la ratificación del acuerdo en una cumbre cuyos preparativos también confirmó hoy el Ministerio de Asuntos Exteriores de China.

La firma de un acuerdo definitivo «promovería aún más el desarrollo de la economía china hacia el mercado», según Zhu, quien, sin embargo, alerta de los efectos negativos de la ruptura de las negociaciones y del consiguiente recrudecimiento de la disputa arancelaria.

«Si no se firma un acuerdo -advierte-, tendrá un impacto negativo tanto para China como para Estados Unidos y para la economía mundial. Por ejemplo, caerán los mercados bursátiles y los precios del petróleo, y eso no es bueno para ninguna de las dos partes». Pekín, 26 feb (EFE) | Víctor Escribano






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