En el Cementerio San Gil, ubicado en el departamento de Santander, quienes tienen a sus familiares allí o viven en los alrededor se han tenido que enfrentar muchas veces a la que ya no parece sorpresa de que las tumbas son profanadas.
Algunas tumbas son encontradas sin la lápida y hasta se llevan los hierros de las rejas, al parecer para vender el material.
Ingresar antes parecía fácil, situación que se intensificó cuando se cayó un muro que la comunidad y el párroco tuvieron que levantar con sus propios recursos.
Los residentes del sector pusieron la mano de obra y el padre los materiales, pero consideran que aún hay posibilidades de que ingresen a robarse partes de las tumbas, ya que no hay personal de seguridad en las noches.
Cabe mencionar que actualmente el Cementerio San Gil no está funcionando luego de que se habilitara el Parque Cementerio Valle de la Esperanza, pero aún hay personas que van al sitio para visitar a sus seres queridos que allí reposan.
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