Ciudad de Panamá, 4 ago (EFE).- Las cancilleres de Panamá, Erika Mouynes, y de Colombia, Marta Lucía Ramírez, se reunirán el viernes próximo «en la provincia panameña de Darién» para evaluar soluciones al «paso seguro» de los migrantes irregulares por la frontera común, como posibole solucón a la crisis migratoria.
En la reunión participarán además los ministros de Seguridad de Panamá, Juan Pino, y el de Defensa de Colombia, Diego Molano, informó este martes la Cancillería panameña.
La Cancillería no precisó el lugar exacto del encuentro en «la provincia del Darien», ni la hora ni si va a tener acceso la prensa, y un portavoz oficial explicó a EFE que son aspectos que «se están coordinando aún»
El encuentro binacional atiende a la necesidad de acordar mecanismos efectivos para el trato humanitario y el paso controlado de los migrantes irregulares, señaló el comunicado oficial.
Recordó que para el próximo 11 de agosto, Mouynes convocó una reunión ministerial regional en busca de una estrategia común para abordar de manera integral el creciente flujo migratorio a lo largo del continente y alcanzar soluciones colegiadas.
A esta cita ya han confirmado su participación Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Costa Rica, países por cuyos territorios transita la población migrante con destino final primordial México, Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con la información oficial.
«La reunión (del 11 de agosto) apunta a conseguir un compromiso robusto que erradique las rutas migratorias peligrosas y descontroladas, respetando el derecho de todos los seres humanos a la libertad de movimiento sin poner en riesgo ni la vida ni el patrimonio», dijo la Cancillería panameña.
Para Panamá, agregó la información oficial, «es prioridad favorecer el paso seguro, ordenado y regular de los migrantes que llegan a su territorio con intención de continuar camino hacia el norte, consecuente con sus principios y con las convenciones internacionales que ha suscrito el país».
En la última semana se ha informado de que hay entre 10.000 y 15.000 migrantes represados en Necoclí, una localidad colombiana desde la que pretenden trasladarse al Darién, la peligrosa selva que sirve de frontera natural entre Colombia y Panamá, la puerta de entrada a Centroamérica.
El presidente de Colombia, Iván Duque, en declaraciones a medios panameños el pasado fin de semana, aceptó resolver de manera conjunta e «inmediata» la situación en la frontera, de forma de que se pueda «hacer interdicción temprana para que no se presenten estos fenómenos y saber quiénes están detrás de esta movilización», pues los migrantes «no llegan por carretera, muchos llegan por barco y hay personas que cobran recursos importantes».
En abril pasado, Panamá informó que había alcanzado un acuerdo para obtener de Colombia información expedita sobre los migrantes irregulares que se dirijan al país centroamericano, lo que consideró como «un primer paso para atender de forma integral y responsable la situación» en la frontera.
A raíz de una crisis de migrantes en tránsito, especialmente cubanos, entre 2015 y 2016, Panamá acordó con la vecina Costa Rica un flujo controlado, y los viajeros han recibido en territorio panameño asistencia médica y alimentaria y son llevados hasta la frontera tica para que sigan su camino.
De acuerdo con los datos oficiales panameños, en lo que va de este año unos 46.000 emigrantes, mayoritariamente haitianos, han llegado a Panamá en su viaje hacia Norteamérica.