En el mundo del fútbol, la exigencia y la pasión de los hinchas son elementos fundamentales que deben ser respetados y correspondidos con resultados. Sin embargo, en el caso del Deportivo Independiente Medellín, la historia reciente ha sido una sucesión de fracasos y decepciones que han minado la paciencia y la esperanza de su poderosa hinchada.
El principal responsable de este descalabro deportivo es la dirigencia del equipo, quienes año tras año han demostrado una falta de visión y de planificación alarmante. Las eliminaciones prematuras de torneos locales e internacionales han sido la constante, reflejando la ineficacia y la inoperancia de quienes toman las decisiones en el club.
La figura del técnico Alejandro Restrepo también se ha visto cuestionada, ya que no ha logrado imprimir un estilo de juego sólido y coherente en el equipo. Su falta de capacidad para aprovechar el potencial de la plantilla y su terquedad en mantener jugadores que no aportan valor han sido evidentes, erosionando la confianza de los hinchas.
Las contrataciones realizadas por la dirigencia han sido un verdadero fiasco, trayendo jugadores que no marcan la diferencia y que son más de lo mismo. La falta de un trabajo de scouting efectivo y la tendencia a mantener futbolistas por razones ajenas al rendimiento en el campo han contribuido al estancamiento del equipo.
Es injusto que la dirigencia se aproveche de la pasión desmedida de los hinchas para justificar su nefasta gestión. Es hora de que se reconozcan los errores y se empiece de cero, con un enfoque claro en construir un equipo competitivo y digno de la historia y el legado del DIM.
Por ello, en esta columna hago un llamado enérgico y urgente: ¡Que se vayan todos en el DIM! La poderosa hinchada merece un equipo que esté a la altura de su entrega y su lealtad, con contrataciones acertadas, un cuerpo técnico capacitado y jugadores de calidad que defiendan el escudo con honor.
Alejandro Restrepo, en particular, debe dar un paso al costado y permitir que alguien con una visión fresca y ambiciosa tome las riendas del equipo. La continuidad de un ciclo fracasado solo perpetuará la mediocridad y el sufrimiento de los seguidores del “Rey de corazones”.
Es hora de poner fin a la era de los fracasos y las excusas en el Deportivo Independiente Medellín. Los hinchas merecen un cambio real y una renovación profunda que les devuelva la ilusión y la fe en su amado equipo. ¡Que se vayan todos, por el bien del DIM y de su apasionada afición!
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