Así fueron las últimas horas del papa: sereno y agradecido por volver a la Plaza

Minuto30.com .- Las últimas horas del Papa Francisco estuvieron marcadas por la serenidad, la gratitud y un profundo deseo de volver a encontrarse con su pueblo. En sus palabras finales, expresó su agradecimiento a quienes lo acompañaron durante su enfermedad, en especial a su asistente personal de salud, Massimiliano Strappetti. Fue él quien lo animó a dar el último paseo en el papamóvil, el Domingo de Pascua, tras la bendición “Urbi et Orbi”, un gesto sencillo pero lleno de simbolismo para quien siempre vivió su ministerio con cercanía al pueblo.

Strappetti, el enfermero que lo acompañó durante su hospitalización en el Policlínico Gemelli y luego en su convalecencia en la Casa Santa Marta, fue una figura clave en los momentos más frágiles del Pontífice. El día anterior al Domingo de Pascua, ambos recorrieron discretamente la Basílica de San Pedro, ensayando el camino que el Papa haría al día siguiente para volver, una vez más, a la Plaza donde tantas veces encontró a su gente.

El último acto público del Papa Francisco fue un emotivo paseo en el papamóvil, en medio de una multitud que creció de treinta y cinco mil a más de cincuenta mil fieles. Pese a las dudas sobre su fortaleza física —“¿Crees que podré hacerlo?”—, el Papa decidió salir. El abrazo a los niños, las miradas compartidas con los fieles y el contacto directo con la multitud fueron su forma de despedirse, fiel a su estilo de cercanía, humanidad y sencillez.

“Gracias por traerme de vuelta a la Plaza”, le dijo Francisco a Strappetti tras ese recorrido. Con esa frase, expresó su profundo deseo de mantenerse siempre cerca del pueblo, incluso en los momentos finales. Fue el reflejo de un Pontífice que jamás quiso distanciarse de su rebaño, que prefirió la calle a los palacios, y que entendía el servicio pastoral como un caminar junto a los demás.

La madrugada del lunes 21 de abril, luego de una tarde tranquila y una cena en paz, el Papa comenzó a mostrar señales de malestar alrededor de las 5:30 a.m. Poco después, entró en coma y falleció sin sufrimiento, acompañado por quienes más lo cuidaron. Murió en silencio, de forma casi repentina, justo al día siguiente de haber bendecido al mundo y haber vuelto, por última vez, a la Plaza de San Pedro. Fue una despedida coherente con su vida: discreta, entregada y profundamente humana.

Un Ictus se lo llevó

El Vaticano ha confirmado oficialmente las causas del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido a las 7:35 de la mañana del lunes 21 de abril en su residencia de la Casa Santa Marta. De acuerdo con el acta de defunción firmada por el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, la muerte del Pontífice fue consecuencia de un ictus cerebral seguido de un colapso cardiovascular irreversible.

La certificación médica fue emitida el 21 de abril por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, acompañada de un informe detallado que precisa que la muerte fue comprobada mediante un registro electrocardiográfico tanatológico, procedimiento técnico utilizado para confirmar el fallecimiento de manera precisa.

El profesor Arcangeli, quien atendió al Santo Padre durante sus últimas etapas de salud, afirmó en el documento: “Declaro que las causas de la muerte, según mi conocimiento y conciencia, son las arriba indicadas”. Este parte médico ofrece una visión clara sobre el deterioro final de la salud del Papa, que durante años afrontó diversas dolencias con notable entereza.

El informe señala además que el Pontífice presentaba antecedentes clínicos relevantes, entre ellos insuficiencia respiratoria aguda, neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes tipo II. A pesar de este cuadro complejo, el Papa mantuvo sus responsabilidades pastorales hasta los últimos días de su vida, incluida su aparición pública en la bendición “Urbi et Orbi” del Domingo de Pascua.

La noticia ha generado conmoción en todo el mundo, tanto en el ámbito eclesial como en el civil. Con esta confirmación oficial, la Santa Sede da transparencia al proceso, mientras continúan los preparativos para el funeral y los actos de homenaje que ya congregan a miles de fieles en la Plaza de San Pedro.

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