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El pasado fin de semana, Itagüí lamentó el feminicidio de Magnolia de Jesús Rivera, una mujer de 53 años que fue vilmente asesinada, al parecer por su pareja sentimental que, tras atacarla, se intentó quitar la vida en el mismo lugar.
Los detalles del homicidio cada vez son más tristes, y preocupantes. El mismo día que la mataron, Magnolia presumió en sus redes sociales un ramo de flores que su agresor, en un aparente acto de amor, le había regalado.
Sin embargo, el amor no duró sino lo que tardaron tomando esa foto, pues en la noche del sábado, en una casa de la carrera 52 con calle 39A, en Itagüí, al parecer se presentó una discusión entre la pareja en un posible ataque de celos por parte de Héctor León Cañas Atehortúa, de 58 años, quien apuñaló varias veces a Magnolia, matándola en el lugar.
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Al ver lo que había hecho, este hombre comenzó a apuñalarse y a cortarse los brazos, intentando acabar con su vida. Por la bulla de la pelea, los vecinos se dieron cuenta de los hechos y llamaron a la Policía, que llegó al lugar y los encontró a los dos: ella muerta, y él todavía con vida.
A Héctor lo llevaron custodiado hasta un hospital del municipio, donde se debate entre la vida y la muerte, mientras es vigilado por la Policía. Sobre su accionar, un familiar de la mujer aseguró que él era muy celoso, que incluso la perseguía, pero que jamás le había pegado.
Este caso debe llevar a la sociedad a reflexionar, pues como Magnolia, muchas mujeres son víctimas de acoso y presión por parte de sus parejas, y no siempre hay violencia física, pero cuando la hay, las pueden matar.
Celar excesivamente a la pareja, perseguirla y acosarla no es amor. No lo hacen porque sean «el amor de su vida», como dicen mucho. Eso es delicado, y es una señal que toca cortar de raíz. Desde Minuto30 hacemos un llamado a todas esas mujeres que sufren de acoso a que denuncien. No están solas.