Resumen: La alborada, una tradición peligrosa: quemaduras, lesiones y daños ambientales. La irresponsabilidad de los adultos y la falta de conciencia sobre los riesgos alimentan esta problemática
La alborada, una tradición que se ha mantenido durante décadas en Medellín y otras ciudades de Colombia, ha dejado de ser una herencia del narcotráfico para convertirse en un problema de salud pública y seguridad. A pesar de las campañas y advertencias, cada año se registran numerosos casos de quemaduras, lesiones y daños ambientales causados por la pólvora.
La irresponsabilidad de los adultos, quienes en muchos casos fomentan el uso de pólvora entre los niños, es otro factor que agrava la situación. Los padres y cuidadores deben ser conscientes de que al permitir que sus hijos manipulados pólvora estén poniendo en riesgo su integridad física y emocional.
Es importante recordar que la mayoría de las personas quemadas por pólvora están en condición de observadoras, y que en los sectores más populares es donde más se utiliza la pólvora. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué prioridades tienen las personas que gastan su dinero en pólvora en lugar de invertir en educación, alimentación y necesidades básicas?
La ineficacia de las campañas contra el uso de pólvora se debe a una compleja interacción de factores culturales y socioeconómicos. La tradición arraigada del uso de pólvora, su asociación con la identidad cultural y la búsqueda de fuertes emociones contribuyen a su persistencia. En comunidades con pocos recursos, esta práctica se convierte en una alternativa económica para celebrar, a pesar de los riesgos. Además, la subestimación de los peligros asociados a su uso dificulta cambiar estas experiencias arraigadas.
La falta de cumplimiento de las normas sobre pólvora se debe a sanciones leves que no disuaden y a la dificultad de hacer cumplir las leyes en comunidades donde su uso es ampliamente aceptado. Para mejorar la efectividad de las campañas, es crucial abordar las raíces sociales, económicas y culturales del problema, involucrando a las comunidades en la planificación y ejecución de iniciativas que promuevan celebraciones seguras y responsables. Estas campañas deben ser sostenibles a largo plazo y enfatizar los beneficios de evitar la pólvora, más allá de los riesgos.
La tradición o la mala práctica de quemar pólvora durante la alborada y las fechas especiales de navidad debe ser revaluada por las autoridades competentes y los gobiernos de turno. Es hora de encontrar alternativas más seguras y responsables para celebrar diciembre. Los eventos públicos, como los que se organizan en otras ciudades del mundo, podrían ser una excelente opción para reunir a las personas y celebrar de manera segura y responsable.
Hay ejemplos muy claros como la noche del 31 de diciembre que se convierte en un escenario global de celebración. Ciudades como Nueva York, con su icónico Times Square y el descenso de la bola, atraen a millones de visitantes cada año. Sin embargo, este fenómeno se replica en distintas partes del mundo: desde las coloridas celebraciones de Sydney hasta los eventos históricos de Edimburgo, pasando por las festividades de Berlín y Hong Kong Millones de personas se reúnen en plazas, calles y monumentos para dar la bienvenida al nuevo año.
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